domingo, 28 de julio de 2013

Cesta de bienvenida para invitados en casa

Desde el viernes tenemos en casa a dos invitados leoneses de la familia, que han venido a pasar unos días a Valencia. El Chico Pecoso y yo queríamos darles la bienvenida con un detalle sencillo pero bonito, así que se nos ocurrió la idea de hacerles una cesta de bienvenida, para que se sintieran más a gusto a su llegada, y un souvenir de la playa como recuerdo de su viaje.

En la cesta de bienvenida pusimos algunos utensilios de belleza que podían necesitar, algunas cosas para picar típicas de la zona y una libreta a modo de diario de viaje.


Los productos típicos de la zona que elegimos fueron unas peladillas de Casinos, unos rosegones y unas rosquilletas.

Y para beber, un par de botellas de agua, por si tenían sed a medianoche y no les apetecía levantarse.

Además de la comida, les pusimos una vela aromática de vainilla y algunos utensilios de belleza: jabón, manopla, esponja, piedra pómez...

También colocamos un espejito, un cepillo para el pelo, un par de toallas de aseo (todo esto lo saqué de un kit spa de Oysho), dos cepillos de dientes y varios tarritos de plástico (de Casa Viva) que rellené con gel, champú, leche corporal y colonia. Además de un ramillete de lavanda fresca y una libreta de Mr. Wonderful, para que anotaran todas las cosas del viaje.

Aprovechamos una pizarra que teníamos (también de Mr. Wonderful Shop) para dejarles este mensaje de bienvenida en su cama, junto a la cesta.

Nuestra habitación de invitados ya os la enseñé aquí, es la que usamos de estudio y donde tenemos un tatami muy cómodo que también utilizamos como zona de lectura o juegos.

Aparte de la cesta de bienvenida, os comentaba al principio que también les preparamos un pequeño souvenir de la playa. Es una idea muy chula que vi hace tiempo en la web de Martha Stewart, como tarros de recuerdo de las vacaciones.

Para hacerlo, yo utilicé arena, piedras, caracolas y conchas de diferentes formas (todo de Casa), un cangrejito de barro que compramos en un puesto del Arenal de Jávea y un sol de cartulina que colgué de la tapa de tela que cubría el tarro.

Un par de detalles de bienvenida muy sencillos de preparar y perfectos para esta época del año, donde es habitual recibir en casa la visita de amigos o familiares.

Y con esto me despido de vosotros hasta septiembre, porque el fin de semana que viene ya estaré de camino a León. Si me echáis un poquito de menos, siempre podéis entrar en Instagram, donde seguiré poniendo fotos de mi día a día (también tenéis un widget en la columna izquierda del blog). Espero que paséis un verano muy muy genial y repongáis fuerzas para la vuelta al cole. Nos vemos en septiembre.

¡Felices vacaciones!

domingo, 21 de julio de 2013

Desayuno picnic en el parque

Ayer el Chico Pecoso y yo nos fuimos de picnic por la mañana, para desayunar en un parque cerca de nuestra casa (os lo enseñé en Instagram) y, de paso, estrenar mi nueva bici y su cesta. 

Ya sabéis lo mucho que me gusta ir de picnic, tanto en mi propia ciudad como en las que visito en vacaciones; pero nunca había hecho un picnic a la hora del desayuno, y me parece una forma genial de empezar el día (si no tenemos que trabajar por la mañana).

Para este picnic, preparamos el tipo de desayuno que solemos tomar en casa los fines de semana, pero para llevar.

Esto fue lo que utilizamos:
- Un termo de agua caliente
- Bolsitas de té
- Una botella de leche
- Dos botellas de zumo de naranja
- Dos tarros con yogur, melocotón, muesli casero, miel y almendra tostada en láminas.
- Un tarrito de Nutella y otro de mermelada de fresas
- Una hogaza pequeña de pan
- Terrones de azúcar
- Dos tazas, una tabla para cortar, un cuchillo, dos pajitas, dos espátulas de madera, dos cucharitas y servilletas.


Lo metimos todo en la cesta de la bici (sin la tapa para que cupieran las cosas altas) y la cubrimos con un paño de cocina.

Esta tipo de cesta alta, a diferencia de las otras de picnic que tengo, resulta muy cómoda para llevar las botellas de pie sin peligro de que se vuelque el contenido.

Además de la cesta, cogimos una manta (y un mantel impermeable para poner debajo), que atamos a la parte trasera de la bici.





Aparcamos la bici junto a un árbol y colocamos la manta en una zona con bastante sombra, para poder desayunar sin achicharrarnos.

Llevar una tabla de madera a los picnics es muy útil, no sólo para cortar el pan, sino también para servir el té y la leche en las tazas de forma más estable. 

El vestido que llevo se lo compré hace un par de meses a una amiga que acaba de crear su primera línea de ropa, Needless & Pins Crea. Tiene vestidos chulísimos para el verano. Este modelo ya no aparece en su página de Facebook, pero supongo que lo podéis encargar sin problemas. El termo y la botella de leche estilo vintage son de My Home Style.

La pulsera de charms es de Agatha (la tengo desde hace unos cuantos años). Y las botellitas de zumo herméticas son de Casa.

En nuestro desayuno, aunque sea de picnic, no podía faltar el pan con Nutella, que nos encanta, y también la mermelada de fresas. Siempre acompañados de un té con leche.


Es un picnic muy rápido de preparar porque no hay nada que requiera elaboración previa (bueno, los tarritos de yogur, pero se hacen en un momento). Simplemente cogiendo unas cuantas cosas y paseando hasta el parque más cercano, podemos empezar nuestro día de una manera diferente y divertida, aunque todavía no estemos de vacaciones. ¡Yo ya estoy deseando repetirlo!

¡Feliz domingo!

domingo, 14 de julio de 2013

Los 10 lugares donde me gustaría ir de vacaciones

Estamos ya a mitad de julio y, como no podía ser de otra forma, tengo al cerebro pensando únicamente en las vacaciones. Este año pensábamos que no podríamos ir de viaje a ningún sitio, porque el Chico Pecoso trabaja todo el verano. Pero, afortunadamente, al final sí que tendrá una semana de vacaciones, así que nos hemos puesto enseguida a elegir destino. Yo he escrito mi lista de deseos de futuros destinos vacacionales, esperando que en algún momento pueda ahorrar lo suficiente como para visitarlos todos (aunque la cosa está difícil).

Canadá: lagos y montañas

Éste es un destino que ya nos planteamos en la luna de miel, aunque finalmente nos decantamos por un destino más urbano: Nueva York y Las Vegas. Los paisajes compuestos por lagos y montañas son unos de mis favoritos, quizás porque vivo al lado del mar y, como contrapunto, necesito de vez en cuando verle límites al agua. Y Canadá es, sin duda, el destino perfecto para disfrutar de este tipo de paisajes.

Desde el hotel de lujo The Fairmont Chateau Lake Louise tienes estas increíbles vistas del lago Louise, y puedes disfrutar de ellas mientras cenas (aunque yo me conformaría con una cabañita junto al lago).

Holanda: campos de tulipanes

Holanda es uno de esos lugares muy accesibles para ir de vacaciones, porque siempre encuentras vuelos baratos y alojamientos a buen precio. El problema es que yo quiero ir en la temporada de los tulipanes, que va desde finales de marzo hasta mediado de mayo, y todavía no he tenido la oportunidad. En la página oficial de los campos de tulipanes, Keukenhof, podéis reservar ya vuestra entrada para el próximo año. Estos coloridos paisajes y los preciosos canales de sus ciudades, sobre todo de Amsterdam, son dos de las cosas que más me invitan a visitar Holanda.

Bora Bora: una villa sobre el agua

Después de dormir en una cabaña sobre un árbol en Gerona, me queda probar la experiencia de dormir en una cabaña sobre el agua. Hay varios destinos donde puedes disfrutar de este tipo de alojamiento: Maldivas, Isla Mauricio, Bermudas... pero mi destino favorito es Bora Bora (el primer sitio donde se comenzaron a construir este tipo de villas turísticas), un lugar realmente exótico y romántico en medio de la Polinesia Francesa, con aguas cristalinas, arena blanca y arrecifes de coral.


Suiza: una cabaña en medio de los Alpes

Como ya habéis visto, me gustan las cabañas, da igual que estén en un árbol, sobre el agua, junto a un lago o en la ladera de una montaña. Suiza es un país que tengo muchas ganas de visitar (de pequeña empecé a escribir un libro que se situaba allí, así que leí bastante sobre la zona). Concretamente, me gustaría conocer los Alpes suizos, esos que tanto hemos visto en los dibujos de Heidi, con unos preciosos paisajes verdes y blancos, dependiendo de la época del año.

Me gustaría ir en invierno y alojarme en el Whitepod Resort, un hotel iglú totalmente respetuoso con el paisaje, donde puedes dormir sobre la ladera de una montaña nevada en medio de los Alpes, disfrutando del paisaje. Pero, a la vez, con todo el confort necesario que te ofrecen estas estancias por dentro: camas, mesas, chimenea, electricidad, etc.

Menorca: tranquilas playas paradisíacas

Las playas de nuestras Islas Baleares no tienen nada que envidiarles a las del Caribe, o eso dicen. Yo he estado de vacaciones en Ibiza y he hecho una visita exprés a Mallorca, pero todavía no he podido conocer Menorca, la que se supone es la isla menos turística de todas, la más tranquila, con unas cuantas playas consideradas casi vírgenes.


Louisiana: antiguas plantaciones

Los estados del sur de Estados Unidos, como Louisiana, Mississippi, Tennessee o Alabama fueron estados esclavistas que todavía conservan sus grandes mansiones en las antiguas plantaciones, de antes de la Guerra de Secesión. Estos lugares, como la plantación de Oak Alley (camino de robles) que veis en la foto, tengo mucho interés en conocerlos por todas las veces que los he visto en las películas y, sobre todo, por la belleza del entorno.

Escocia: castillos en las Highlands

Las montañas de Escocia, sus lagos, sus grandes castillos, su influencia celta... todo me invita a visitarla. Me parece un entorno mágico, donde no pasa el tiempo, con increíbles paisajes llenos de historia. Además de la inmensidad de las Highlands, me gustaría conocer las pequeñas y preciosas islas cerca sus costas, las famosas destilerías de whisky escocés y el interior de alguno de sus espectaculares castillos. La única pega, que tendré que volver a conducir por la izquierda.


Cinque Terre: la región escondida

Esta preciosa región italiana está formada por cinco coloridos pueblos (Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore), situados sobre varias montañas junto al mar. Ha sido el destino que hemos estado a punto de elegir este año, pero al final nos hemos decidido por otro. Ya me imaginaba recorriendo los acantilados entre estos cinco pueblos, bañándome en las aguas azul turquesa y cenando en las coloridas terrazas mientras contemplamos el mar y las luces de las casas. Un lugar romántico y escondido que estoy deseando visitar.

Japón: tradición y modernidad

Japón iba a ser, junto a Maldivas, el destino de nuestra luna de miel. Pero el desastre de Fukushima nos hizo cambiar de destino. Por eso, aún tenemos la ilusión de poder visitar algún día este país de contrastes, con la modernidad y el bullicio de Tokio, y la tranquilidad y belleza de Kioto, con sus tradicionales templos o su increíble bosque de bambú. Pero, si es posible, me gustaría visitarlo en abril, cuando los cerezos están en flor y los jardines en Japón se tiñen de un suave color rosa.


Alsacia: un lugar de cuento

Finalmente, éste ha sido nuestro destino elegido para las vacaciones, Alsacia. Esta región francesa, en la frontera con Alemania, es famosa por sus viñedos y sus ciudades de cuento, llenas de flores, canales y casas de madera. En concreto, esta foto es de Colmar, lugar donde pasaremos la mayoría de nuestra estancia. Y, si en persona es la mitad de bonito que esto, ya me doy por satisfecha. 

En esta recopilación he incluido lugares que todavía no conozco, pero entre los lugares que sí he visitado y que están primeros en mi lista de retornos, os tengo que recomendar Santorini, uno de los lugares más bonitos en los que he estado (el Chico Pecoso y yo fuimos hace ya seis años) y, por supuesto, la campiña inglesa, de la que ya os hablé mucho el verano pasado.

Sé que me dejo muchos lugares preciosos, así que me gustaría que me recomendaseis vuestros destinos favoritos para seguir ampliando mi lista de deseos (a ver si algún día puedo visitarlos todos).

¡Feliz domingo!

domingo, 7 de julio de 2013

Helados caseros con fruta natural

Con este calor que hace, lo último que apetece es ponerse a hornear. Así que he cambiado el horno por el congelador y me he puesto a preparar estos sencillos helados o polos caseros con fruta natural (sin refrescos ni zumos comprados). El resultado es un postre sano, refrescante y muy ligero, que podéis disfrutar sin necesidad de saltaros la dieta.

El proceso de elaboración es muy sencillo. Simplemente tenemos que escoger las frutas que queremos utilizar, triturarlas para hacer zumo con ellas (dependiendo de la fruta, el zumo os quedará más o menos espeso) y añadirles una cucharada de zumo de limón y azúcar al gusto (hay que remover bien para que deshaga el azúcar).

Yo utilicé cerezas, fresas, naranja, piña (puede ser fresca o en su jugo) y kiwi. Este último lo pasé por el colador después de triturarlo para quitarle las pepitas negras, pero no es necesario. En muchas recetas, le añaden también agua a los zumos, pero yo no lo hice, porque quería que los helados tuvieran una textura más bien cremosa. 

Para prepararlos podemos utilizar moldes para helados o simplemente unos vasitos de plástico y unos palitos de madera

Ponemos la primera capa de zumo y congelamos los vasitos al menos media hora. Pasado este tiempo, ponemos la siguiente capa y repetimos el proceso de congelado. Así hasta completar las cinco capas de distintas frutas. Los palitos podemos insertarlos al poner la tercera capa.

Una vez completadas las cinco capas, dejamos los helados en el congelador al menos seis horas. Pasado este tiempo, ya podemos desmoldar nuestros helados y disfrutarlos.

Con los cinco vasos de zumo que preparé, me salieron unos 16 helados. Algunos los hice multicolor, como los de las fotos, en otros combiné únicamente dos sabores (cereza y fresa, naranja y piña...) y otros los preparé todos del mismo sabor. Podéis hacerlos como queráis.

Es un postre ideal para preparar con los niños en estos días de verano: fácil, saludable y muy refrescante.

¡Feliz domingo!