domingo, 23 de febrero de 2014

Cómo hacer la cookie perfecta: la ciencia detrás de la repostería

Hace un par de meses leí el artículo "The science of the best chocolate chip cookies" en la página Serious Eats. Está escrito por J. Kenji López-Alt en su sección "The Food Lab" y explica de una manera extremadamente detallada todo lo que hay detrás del proceso de creación de una cookie. Me pareció tan interesante que creí necesario compartirlo con todos vosotros y hacer un poco de divulgación científica relacionada con la cocina. Así que he traducido y resumido (aunque no lo parezca) su extenso artículo (si sabéis inglés, os recomiendo que lo leáis entero), con los hechos que Kenji fue descubriendo en el proceso y las fotos que él mismo hizo de las diferentes cookies.

Su autor explica al principio del artículo que quería descubrir cómo hacer la cookie perfecta, una cookie que tuviera los bordes crujientes y caramelizados, con un centro más blando y húmedo que se doblara como el caramelo al morderlo, con el rico sabor de la mantequilla y grandes trozos de chocolate derretido. Una cookie con delicioso aroma a toffee, superficie agrietada y rugosa, y el difícil equilibrio entre dulce y salado. Para ello estuvo varios meses haciendo pruebas con todos los ingredientes (mantequilla, azúcar, vainilla, huevos, sal, harina, bicarbonato sódico y levadura en polvo) y, después de hornear 1536 cookies, dio con su receta perfecta de las cookies con chips de chocolate.

Lo primero que debemos saber, y que el autor nos explica paso a paso, es lo que ocurre cuando horneas una cookie:
  • La masa se esparce: A medida que la mantequilla se caliente, se ablanda. La masa de la cookie empieza a hacerse más líquida y gradualmente se extiende.
  • Los bordes se endurecen: Como la cookie se extiende, los bordes se vuelven más finos. Esto, unido al hecho de que están completamente expuestos al calor del horno y alcanzando zonas más calientes de la bandeja, hace que se empiecen a endurecer mucho antes que el centro de la cookie.
  • La cookie crece: A medida que la mantequilla se derrite y la estructura de la cookie se ablanda, se libera agua, que a su vez disuelve el bicarbonato sódico. Este bicarbonato es el que permite la reacción con los componentes ácidos del azúcar moreno, creando gases que permiten a la cookie levarse y desarrollar una estructura interior más porosa.
  • Las proteínas y almidones del huevo se fijan: Una vez que se calientan lo suficiente, las proteínas y los almidones hidratados del huevo comienzan a fijar su estructura, dando como resultado la forma y tamaño de la cookie terminada.
  • El azúcar se carameliza: En sus zonas más calientes (los bordes y la parte inferior de la cookie en contacto con la bandeja del horno) los gránulos de azúcar se funden, volviéndose líquidos antes de empezar a caramelizarse y dorarse, produciendo ricos y dulces sabores.
  • Sucede la reacción Maillard: Las proteínas de la harina y los huevos se doran junto con el azúcar en un proceso llamado la reacción Maillard (la misma reacción responsable de dar a la hamburguesa o a la corteza de pan su color marrón. Esto produce sabores tostados, salados y como a frutos secos.
  • La cookie se enfría: Una vez la sacamos del horno, el proceso aún no ha terminado. Ahora es cuando el azúcar líquido se endurece y le da a la cookie una textura de caramelo crujiente en los bordes. Mientras tanto, el aire del interior se enfría, lo que provoca que la cookie se desinfle ligeramente, aunque cuando esté totalmente cocida, la estructura creada por los huevos y la harina ayudará a retener parte de su aumento.
Kenji puso a prueba cada uno de estos ingredientes básicos, y sus diferentes combinaciones, para determinar cómo afectan al resultado final.

HECHO Nº 1: MÁS MANTEQUILLA = COOKIE MÁS EXTENDIDA Y MÁS TIERNA
Cuando la harina se mezcla con agua (como por ejemplo, el agua contenida en los huevos) se desarrolla el gluten, una red fuerte y elástica de proteínas interconectadas que se fija en el horneado. El gluten no puede formarse en la grasa, por lo que la mantequilla inhibirá su formación, dando un resultado más tierno.

HECHO Nº 2: LA MANTEQUILLA DA EL MEJOR SABOR
Si sustituimos la mantequilla por manteca vegetal, manteca de cerdo, margarina o aceite obtendremos un sabor inferior. La mantequilla es en un 80-83% grasa, 15% agua y 3-5% proteína de la leche, y son estas proteínas las que al cocinarse la mantequilla le añaden ese sabor final a las cookies a toffee y frutos secos.

HECHO Nº 3: MANTEQUILLA DERRETIDA = COOKIES MÁS DENSAS, MANTEQUILLA EN CREMA = COOKIES MÁS ABIZCOCHADAS
Normalmente se bate primero la mantequilla cremosa con el azúcar hasta obtener una mezcla ligera y esponjosa. Durante este proceso, se incorpora un poco de aire y una parte del azúcar se disuelve en la parte de agua que contiene la mantequilla. Este aire a su vez ayuda a las cookies a levarse durante el horneado. Derretir la mantequilla antes de mezclarla con el azúcar y los huevos da como resultado unas cookies más densas.






HECHO Nº 4: AZÚCAR MENOS DISUELTO = MENOS SABOR A CARAMELO
Si tostamos primero la mantequilla, derritiéndola al fuego lo suficiente para conseguir un sabor a toffee y frutos secos más intenso, el agua contenida en ella se evapora y no añade humedad a la masa de las cookies. Sin agua, el azúcar mezclado con la mantequilla no puede disolverse (las moléculas del azúcar son altamente hidrófilas y se disuelven fácilmente en agua, pero no en grasa), lo que hace más complicado que se fundan juntas durante el horneado de las cookies y se pierda parte de ese sabor caramelizado que estábamos buscando.

HECHO Nº 5: MANTEQUILLA EN CREMA = COOKIES MÁS LIGERAS Y FIRMES, MANTEQUILLA TOSTADA = COOKIES MÁS DENSAS Y BLANDAS

Con menos agua también tenemos un menor desarrollo de gluten, por lo que una cookie hecha con mantequilla tostada es más suave y más tierna que una hecha con mantequilla en crema o simplemente derretida. 
Pero, ¿cómo obtener el beneficio del intenso sabor de la mantequilla tostada, permitiendo a su vez que el azúcar se disuelva y caramelice apropiadamente? La respuesta está en los huevos.


HECHO Nº 6: CLARAS DE HUEVO EXTRA = COOKIES MÁS ALTAS, YEMAS DE HUEVO EXTRA = COOKIES MÁS FUNDIDAS
La clara de huevo contiene una buena cantidad de agua y proteínas. La yema, por su parte, también aporta humedad y proteínas, pero sobre todo, aporta grasa. A mayor proporción de claras, más crecerán las cookies durante el horneado, por la cantidad de burbujas de aire o vapor de agua que se crearán en su interior. Sin embargo, una mayor proporción de yemas dará como resultado unas cookies más densas, tiernas y fundidas.
Por este motivo, después de varios intentos, Kenji comprobó que la mejor proporción de claras y yemas era 1-1, es decir, huevos enteros. Por lo que tuvo que pensar otra forma para disolver el azúcar, conservando la mantequilla tostada.


HECHO Nº 7: DEMASIADO AZÚCAR DISUELTO = TEXTURA UNIFORME Y MENOS AGRIETADA
Su siguiente intento fue batir los huevos junto con el azúcar y luego añadir la mantequilla tostada, pero al estar todavía caliente, los huevos se cocinaron y la mezcla se estropeó. Así que en el siguiente intento, dejó enfriar del todo la mantequilla tostada antes de añadirla. El resultado fue mejor, pero las cookies quedaron con una textura muy uniforme y una superficie relativamente suave, en lugar de rugosa y con grietas como antes.

HECHO Nº 8: CUANTO MÁS CALIENTE ESTÉ LA MANTEQUILLA, MÁS DENSA SERÁ LA COOKIE
Entonces se le ocurrió batir la mitad del azúcar con los huevos hasta disolverlo por completo y luego añadir el resto junto con la mantequilla tostada. La temperatura a la que está la mantequilla cuando la mezclamos con los huevos también afecta al resultado. Cuando más fría está, más viscosa se vuelve y más fácil le resulta atrapar el aire. Al dejar enfriar la mantequilla tostada prácticamente hasta la temperatura ambiente, conseguimos que sea lo suficientemente firme como para batirla en la mezcla de huevos y azúcar sin desinflarse. 
En el proceso, Kenji aprendió que si añadía un cubito de hielo a mantequilla tostada, conseguía que se enfriara antes y recuperar a su vez la humedad perdida.

HECHO Nº 9: AZÚCAR BLANCO = COOKIE DELGADA Y CRUJIENTE, AZÚCAR MORENO = COOKIE GRUESA Y HÚMEDA
El azúcar moreno tiene un pH ligeramente más ácido que el azúcar blanco y sus moléculas sueltas de glucosa y fructosa (a diferencia del azúcar blanco que sólo las tiene unidas en forma de sacarosa) son más higroscópicas (retienen mejor la humedad). El bicarbonato sódico de la receta es una base y necesita algún ácido para reaccionar y formar burbujas que leven las cookies. Por eso, el azúcar moreno al ser ligeramente ácido da como resultado unas cookies más altas y abizcochadas. Y, sin embargo, las cookies hechas solamente con azúcar blanco, son más finas y crujientes.

Una mezcla los dos azúcares consigue un resultado equilibrado en nuestras cookies. Pero el azúcar moreno tiene otra ventaja sobre el blanco: se carameliza más fácilmente, dando lugar a un sabor más intenso. Así que Kenji decidió mezclar primero el azúcar blanco con los huevos para disolverlo completamente y facilitar su caramelización, y añadir más tarde el azúcar moreno, junto con la mantequilla tostada.

HECHO Nº 10: SIROPE DE MAÍZ = COOKIES SUAVES, MÁS EXTENDIDAS, OSCURAS Y FLEXIBLES
Y si lo que queremos es una cookie totalmente blandita y "masticable", de textura uniforme y color más oscuro, simplemente tendremos que reemplazar una parte del azúcar blanco por sirope de maíz, que es mucho más higroscópico.





HECHO Nº 11: BICARBONATO SÓDICO = COOKIE RUGOSA Y TOSCA, LEVADURA EN POLVO = COOKIE ABIZCOCHADA Y SUAVE 
El bicarbonato sódico es un polvo alcalino (una base) y cuando lo disolvemos y lo mezclamos con un ácido reacciona rápidamente dividiéndose en sodio, agua y dióxido de carbono. Y la levadura en polvo es bicarbonato sódico mezclado con polvos ácidos, por lo que en estado seco es totalmente inerte, pero al mezclarla con un líquido se disuelve formando burbujas de dióxido de carbono. La mayoría tienen una doble actuación, la primera inmediatamente al mezclarse con agua y la segunda más tarde con el calor del horneado. Esto hace que las cookies con levadura en polvo sean más abizcochadas y con una superficie más suave y uniforme, mientras que las que llevan bicarbonato son más densas y rugosas, con una superficie agrietada.

HECHO Nº 12: MÁS HARINA DE PAN (HARINA DE FUERZA) = COOKIES MÁS "MASTICABLES", MÁS HARINA DE REPOSTERÍA = COOKIES MÁS BLANDAS Y SUAVES
La principal diferencia entre los distintos tipos de harina es la cantidad de proteínas. La harina de repostería contiene menos proteínas, lo que produce menos formación de gluten. Esto hace que las cookies con esta harina sean más blandas y suaves, mientras que las que llevan harina de fuerza dan como resultado unas cookies mucho más "masticables" o correosas. En algunos lugares utilizan una mezcla de ambas para obtener el equilibrio perfecto, pero usando simplemente harina normal también obtendremos el resultado deseado.

HECHO Nº 13: MENOS HARINA = COOKIES MÁS FINAS Y CRUJIENTES, MÁS HARINA = COOKIES MÁS DENSAS
La harina proporciona la mayor parte de la estructura de una cookie, por lo que la cantidad utilizada definirá su textura. Poca harina dará como resultado unas cookies finas y crujientes, y con mucha harina conseguiremos unas cookies densas y más pastosas. Lo mejor es un equilibrio entre ambas texturas.

HECHO Nº 14: MENOS AMASADO = COOKIES MÁS RUGOSAS Y MEJOR TEXTURA 
Si trabajamos demasiado la masa al mezclar la harina con los huevos, la mantequilla y demás, se crea una red de gluten más fuerte y unas galletas más duras de textura uniforme. Es mejor mezclar la harina sólo hasta que se haya incorporado al resto de los ingredientes, sin amasar demasiado.





HECHO Nº 15: CHOCOLATE CORTADO A MANO = SABOR MÁS INTENSO Y TEXTURA INTERESANTE
La forma en que incorporamos el chocolate también afecta a la textura de la cookie. Los chips de chocolate producen unas cookies más regulares con pequeños trocitos de chocolate derretido. Los trozos grandes de chocolate producen unas cookies con capas divididas, más hojaldradas y con grandes secciones de chocolate derretido. Sin embargo, un chocolate picado a mano produce el contraste de las pequeñas virutas de chocolate que se dispersan por toda la masa alterando su textura y dando un rico sabor a toda la cookie y mantiene también los trozos grandes de chocolate fundido en su interior.





HECHO Nº 16: MEZCLAR EL CHOCOLATE EN LA MASA CALIENTE, ALTERA SU DISPERSIÓN
Si la masa está demasiado caliente, el chocolate se derretirá extendiéndose por toda la masa, y si está demasiado fría, los trozos de chocolate no alterarán la masa de las cookies. Lo mejor es mezclarlo cuando la masa esté a una temperatura aproximada de 26 grados. Esto hace que las pequeñas virutas se derritan en la masa y formen pequeños remolinos, pero que los trozos grandes permanezcan intactos.

(Aunque el autor comenta que, en la elaboración final de la receta, ha dejado este hecho al margen para no parecer un neurótico total).

HECHO Nº 17: LAS COOKIES NECESITAN MÁS SAL DE LA QUE CREES
La sal es esencial para equilibrar el sabor de los azúcares caramelizados. Incluso añadiendo sal común a la mezcla de las cookies, es recomendable añadir una pizca de sal marina gruesa sobre ellas nada más salir del horno, y presionar suavemente con los dedos sobre la superficie para encontrar pequeños trocitos en cada bocado.




HECHO Nº 18: LA VAINILLA BARATA ES INDISTINGUIBLE DE LA CARA
Una buena cantidad de vainilla también es necesaria en la elaboración de las cookies, aunque se puede utilizar incluso una imitación del aroma de vainilla, ya que no notaremos ninguna diferencia en la prueba de sabor final.

HECHO Nº 19: HORNO MÁS FRÍO = COOKIES MÁS EXTENDIDAS, HORNO MÁS CALIENTE = COOKIES MÁS COMPACTAS
Kenji probó a hornear las cookies a diferentes temperaturas que iban desde los 120º C a los 230º C, y descubrió que cuando el horno tenía una temperatura más baja, la masa se esparcía más, formándose unas cookies más planas y amplias, con una textura más uniforme entre el centro y los bordes. Por el contrario, las cookies hornadas a temperaturas más altas se esparcían mucho menos y tenían diferente textura en el centro que en los bordes. Incluso con sólo 10º C de diferencia, había diferencias en las cookies resultantes.




HECHO Nº 20: MASA MÁS CALIENTE = COOKIES MÁS EXTENDIDAS, MASA MÁS FRÍA = COOKIES MÁS COMPACTAS
Además de la temperatura del horno, la temperatura a la que se encuentre la masa antes de hornear también influye en el resultado final. Las cookies horneadas directamente de la nevera son un poco más compactas, mientras que las cookies hechas con la masa a una temperatura ambiente de unos 26 grados se esparcirán más. Jugando con esto se puede conseguir una gran variedad de texturas y contrastes.

La receta de Kenji está pensada para hornear las cookies con la masa recién sacada de la nevera (a unos 4º C) con el horno a una temperatura aproximada de 160º-165º C.

HECHO Nº 21: DEJAR REPOSAR LA MASA DURANTE TODA LA NOCHE, PRODUCE UN MEJOR SABOR
Y, por último, unos de los hechos más importantes: la forma más sencilla de mejorar el sabor de nuestras cookies es dejando reposar la masa durante toda la noche. Esto potenciará el sabor a toffee de las cookies que, si las horneamos nada más preparar la masa, apenas notaremos. Esto sucede porque durante el tiempo de reposo las proteínas y almidones de la harina se descomponen y se vuelven a reorganizar.

Y así obtendremos las que para Kenji son las mejores cookies con chips de chocolate (podéis leer su receta aquí), con un delicioso e intenso sabor a toffee, unos bordes crujientes, un centro blando y masticable, una estructura irregular con la superficie agrietada y una mezcla del chocolate esparcido por toda la galleta con finos hilos y grandes trozos derretidos, todo con un buen equilibrio entre dulce y salado.

Por supuesto, ésta es su definición de cómo deben ser unas cookies, pero a cada uno de vosotros os pueden gustar de una manera: más crujientes, más esponjosas, más uniformes, más agrietadas... Con todas estas indicaciones ya sabéis cómo adaptar su receta a vuestros gustos.

Kenji dice que no son las galletas más sencillas del mundo, pero que el tiempo y esfuerzo extra que conllevan, valen la pena. Yo, desde luego, estoy deseando probarlas.

Si os gustan este tipo de artículos, os recomiendo dos de mis blogs favoritos en español sobre divulgación científica relacionada con los alimentos: Scentia y Gominolas de petróleo.

¡Feliz domingo!


domingo, 16 de febrero de 2014

Cuatro sencillos batidos de frutas naturales

Todos sabemos que las frutas y verduras nos aportan vitaminas y minerales fundamentales para nuestra salud, y debemos tomarlas diariamente porque algunas de ellas, como la B y C, no se almacenan en el organismo. Esto se vuelve todavía más importante durante el embarazo, donde debemos añadir además un aporte de calcio extra a nuestra dieta. Para ello, son muy cómodos los batidos, como los que os muestro hoy, hechos a base de frutas, leche e incluso yogur. Sanos, ricos y fáciles de tomar.

Este tipo de batidos los podéis elaborar con las frutas que más os gusten o incluso sustituir los lácteos, si no los necesitáis, por zumos naturales o hielo picado, para convertirlos en refrescantes smoothies. A continuación os muestro cuáles son mis frutas preferidas para batidos y con qué otros ingredientes me gusta combinarlas.

1. Batido de fresas y plátano


- 1 plátano
- 5 fresas
- 2 cucharadas de avena
- 1 cucharada de azúcar o miel
- 175 ml. de leche

Este batido de fresas y plátano me encanta porque es una de las combinaciones de frutas que me preparaba mi madre cuando era pequeña y desde entonces lo tomo siempre que puedo. Ahora que estoy embarazada, le añado también un par de cucharadas de avena que, además de darle un sabor riquísimo, nos aporta, entre otras cosas, fibra, vitamina B y hierro, esto último muy importante para evitar la anemia. También le añado algunas veces coco rallado, aunque le quita un poco de protagonismo al resto de frutas.

2. Batido de frutos rojos y remolacha


- 150 gr. de frutos rojos frescos o congelados
- 50 gr. de remolacha cocida
- 1 yogur griego
- 3 cucharadas de azúcar o miel
- 100 ml. de leche

Las frutas del bosque son una gran fuente de antioxidantes y las podemos tomar tanto frescas como congeladas. Estas últimas conservan también sus vitaminas y minerales, y son más económicas y fáciles de conseguir. La remolacha, por su parte, es muy rica en hierro y ácido fólico, dos elementos fundamentales durante el embarazo. 

Tanto éste como el resto de batidos podemos endulzarlos a nuestro gusto; yo he puesto en los ingredientes la cantidad que suelo utilizar en cada uno. Algunas veces utilizo azúcar, otras miel y también una combinación de ambas. Si no podéis tomar azúcar, podéis sustituirla por lo que os haya recomendado vuestro médico.

3. Batido de kiwi, aguacate y pepino


- 1 kiwi
- 1 aguacate
- 1/2 pepino
- 2 cucharadas de azúcar o miel
- 2 cucharadas de zumo de lima
- 175 ml. de leche

Este batido de color verde, además de delicioso, es rico sobre todo en ácido fólico, fibra y vitamina C. Además, esta vitamina favorece la rápida absorción del hierro contenido en otros alimentos (entre ellos el pepino). 

4. Batido de mango y zanahoria


- 1 mango
- 2 zanahorias medianas
- 1 yogur griego
- 1 cucharada de azúcar o miel
- 1/2 cucharada de canela
- 100 ml. de leche

Me encanta el mango y este batido conserva todo su sabor, con la dulzura añadida de la zanahoria y el toque especiado de la canela. Sus ingredientes nos aportan, sobre todo, vitaminas A y C, yodo y hierro.

La cantidad de leche, tanto en este batido como en los anteriores, dependerá de lo espeso que lo queramos tomar. Yo he puesto la cantidad aproximada que suelo utilizar, pero lo mejor es ir echando leche poco a poco hasta conseguir la densidad deseada.

Como veis, son unos batidos muy fáciles que podemos preparar rápidamente para desayunar o merendar, y que nos aportan un montón de vitaminas y minerales, entre ellos calcio, tan importante en algunos periodos de la vida como el embarazo o la lactancia.

Aprovecho para contaros que el embarazo va muy bien. Ya estoy de 29 semanas, Miranda pesa más de un kilo y no para de pegar patadas. 

¡Feliz domingo!


domingo, 9 de febrero de 2014

Mini cherry pies para San Valentín (mini tartas de cereza)

La tarta de cereza o cherry pie es un clásico de la repostería norteamericana y no me extraña en absoluto, porque esta fruta resulta aún más deliciosa una vez cocinada. Por eso, he elegido este postre en versión mini como idea de detalle dulce para San Valentín, que se celebra el próximo viernes, y también en forma de kit para regalar a nuestra pareja como almuerzo o merienda para llevar.

Para la masa he utilizado la receta de pasta brisa de Martha Stewart (igual que en la tarta de moras al estilo de la campiña inglesa y la tarta de fresas y ruibarbo).

Ingredientes para la pasta brisa: (para 12 mini tartas)

- 510 gr. de harina
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de azúcar
- 340 gr. de mantequilla fría
- 120 ml. de agua fría

Mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Añadimos la mantequilla cortada en cubos y mezclamos bien con un tenedor o la batidora hasta formar migas grandes. Añadimos 60 ml. de agua fría y amasamos. Si la masa todavía está seca, añadimos el resto. Si la masa ya está elástica, formamos dos bolas, las envolvemos en papel film y las refrigeramos durante al menos una hora

Pasado ese tiempo, las sacamos de la nevera, esperamos a que se atemperen y estiramos la mitad de la masa con un rodillo (siempre sobre una superficie enharinada). Cortamos círculos de masa y los colocamos dentro de una bandeja para muffins (no es necesario engrasarla). Con la otra mitad hacemos las coberturas de las tartas. En este caso, yo hice algunas con enrejado y otras, con un agujero central en forma de corazón.


Para el relleno, en lugar de poner las cerezas crudas con el azúcar, como en otras tartas de fruta, cocinaremos previamente las cerezas.

Ingredientes para el relleno:

- 900 gr. de cerezas
- 200 gr. de azúcar
- 2 cucharadas de zumo de limón
- 1 cucharada de harina de maíz
- 2 cucharadas de agua fría

Lavamos las cerezas, las cortamos en cuartos y las deshuesamos. Las ponemos en un cazo grande a fuego medio junto con el azúcar y el zumo de limón, y las dejamos cocer durante 15 minutos. Pasado este tiempo, mezclamos la harina de maíz con el agua fría. Añadimos esta mezcla a las cerezas, removemos bien y retiramos del fuego. Notaremos que la mezcla espesa un poco. La dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego la refrigeramos hasta el momento de utilizar. (Esto podemos hacerlo antes que la pasta brisa).

Una vez tengamos preparadas las bases para nuestras tartas en la bandeja de muffins, las rellenamos con las cerezas previamente cocinadas y las tapamos con las coberturas de masa que hayamos preparado. 

El enrejado los podéis hacer directamente sobre las mini tartas o, como yo, hacerlo sobre la tabla de amasado, cortarlo con un cortador redondo de galletas y luego colocarlo sobre las tartas. De esta manera quedará más perfecto.

Pintamos la superficie de las tartas con yema de huevo y las horneamos a 190º durante 30 minutos o hasta que la masa esté dorada. Pasado ese tiempo, las sacamos del horno y las dejamos enfriar dentro de la bandeja antes de desmoldarlas. Es mejor dejarlas reposar un par de horas antes de comerlas.

Lo habitual en estas tartas es acompañarlas con un poco de helado o nata montada. A mí me gusta también servirlas con yogur griego, que contrasta un poco con el sabor dulce de la tarta.

Este tipo de tartas de frutas se pueden conservar un par de días a temperatura ambiente correctamente tapadas o, hasta cinco días en la nevera cubiertas con papel film. También se pueden congelar y aguantan perfectamente varios meses.

A mí me encantan estas tartas clásicas de estilo campestre y acabado imperfecto, sobre todo las que están decoradas con enrejados, porque me recuerdan a las películas y dibujos que veía de pequeña.

Las cerezas en este tipo de tartas están deliciosas, porque al cocinarlas junto con el azúcar cogen un dulzor similar a la mermelada pero conservando todo el sabor original de la fruta. Están riquísimas.

Además, el formato de estas tartas, a diferencia de las que llevan cremas, permite transportarlas fácilmente sin miedo a que se estropeen por el camino. Y eso las hace ideales para este tipo de kit de almuerzo o merienda para regalar a nuestra pareja por San Valentín.

En el kit puse un par de mini cherry pies y, para decorar, dos azucarillos caseros en forma de corazón, que hice gracias a la explicación de Patri en su fantástico blog Lilaygris, y a los que añadí un par de gotas de colorante rojo.

Acompañados por un set de cubiertos de madera, para poder comer más cómodamente las mini tartas, y una servilleta de papel.

Y, por supuesto, un mensaje de amor dentro de la cajita, como no puede faltar cada año por San Valentín.

Para completar el kit de mini cherry pies, puse una botellita con zumo de arándanos rojos decorada, al igual que la cajita de Selfpackaging, con un corazón de madera.



Un detalle sencillo para sorprender a nuestra pareja el día de San Valentín con algo dulce y preparado por nosotros con mucho amor.

¡Feliz domingo y feliz San Valentín!


domingo, 2 de febrero de 2014

DIY: Letra con bombillas

Hoy quería enseñaros el primer DIY que hemos hecho para la pequeña Miranda, una letra iluminada con bombillas con su inicial, al estilo de las antiguas marquesinas. Todavía nos quedan tres meses para conocerla (la semana que viene entraré en el tercer trimestre del embarazo), pero estamos tan ilusionados que ya hemos empezado a preparar algunas cosas para su habitación, como esta letra con bombillas o la lámina ABC con su nombre que veis al lado.

En cuanto vi en Internet este tipo de letras con bombillas, supe que necesitaba una. Me parecen chulísimas. Lo malo es que estas letras suelen ser muy grandes y bastante caras. Así que cuando vi este sencillo DIY en el blog Sugar and Cloth a partir de una letra de cartón, pensé que podríamos hacerla nosotros mismos desde cero del tamaño y forma que quisiéramos.

Lo primero que hicimos fue diseñar en el ordenador cómo queríamos que fuera la letra, su forma, tamaño y posición de las bombillas. Decidimos que tuviera 40 cm. de alto (para que no fuera demasiado grande) y la dibujamos sobre Forex (un PVC con el que ya hicimos los arbolitos navideños del año pasado y la plantilla para las galletas con forma de hoja). Este material lo podéis encontrar en papelerías técnicas y tiendas de maquetas.

Una vez dibujadas todas las piezas, empezamos cortando con un cúter los agujeros donde irán colocadas las bombillas. Después cortamos el resto de piezas y las empezamos a montar.

Para ello, utilizamos un disolvente (que compramos en la misma tienda que el Forex) cuya función es soldar las dos piezas que estás uniendo. Se coloca una sobre otra y, con un pincel, se distribuye el disolvente a lo largo de las aristas (por ambos lados) de estas piezas.

Cuando la letra está completamente montada y se haya secado el disolvente, ya podemos lijar todas las uniones para redondear las aristas y eliminar las juntas.

Después de esto, pintamos la letra del color que queramos para unificar las piezas y mejorar el acabado.


Para las bombillas, nosotros compramos esta guirnalda de LED en color blanco, que trae 20 bombillas con carcasas de plástico desmontables.

Enroscamos las carcasas de plástico en los agujeros de la letra.

Y, a continuación, enroscamos las bombillas por el otro lado. A nosotros nos sobraba una bombilla, así que la escondimos detrás (podéis verla en la parte izquierda de la letra) y la sujetamos con un poco de celo.

Nosotros, en principio, hemos dejado la letra abierta por detrás, aunque fácilmente se le podría poner una tapa, si quisiéramos, dejando un pequeño agujero para el paso del cable que irá enchufado a la corriente.

Aunque os pueda parecer complicada de hacer, os aseguro que es muy sencilla y no se tarda apenas tiempo. Nosotros, una vez diseñada la letra en el ordenador, la hicimos en una tarde.


El Forex es un material muy cómodo para trabajar y que, después de lijar y pintar las juntas, tiene un acabado muy bonito.

Las bombillas, al ser una guirnalda, tienen una intensidad bastante suave y dan un ambiente muy cálido a la habitación.

Además, como son luces de LED con carcasas y no bombillas incandescentes clásicas, se pueden tocar sin miedo a las quemaduras.

Con esta letra de bombillas con su inicial, ya tenemos la primera decoración para la habitación de Miranda. En los tres meses que quedan para su llegada, esperamos poder ir preparando el resto de cosas que nos quedan.

¡Feliz domingo!