domingo, 25 de octubre de 2015

Una cesta de desayuno para regalar

Hace tiempo vi en Pinterest unas cestas de desayuno para regalar a los invitados a una boda y estaba deseando hacer mi propia versión. No para una boda (que todavía no estoy planeando recasarme), sino como detalle cuando vas a cenar a casa de alguien (para que no tenga que prepararse el desayuno al día siguiente) o como sorpresa para animar a una amiga, por ejemplo. Me encantan las cestas y los desayunos, así que las dos cosas juntas... os podéis imaginar.

En la cesta incluí un paquete de café en grano, una botellita de limonada de frambuesa, un tarro de mermelada de frambuesa, un tarrito con piedras de azúcar blanco y moreno, un bizcocho de vainilla, un paño de cocina, una espátula de madera para untar la mermelada y una pajita.

Tanto la limonada de frambuesa como el bizcocho de vainilla son caseros y muy fáciles de preparar.


Para el bizcocho de vainilla utilicé la receta del pound cake de vainilla de Martha Stewart que os enseñé aquí, pero con un tamaño más pequeño. Con esa receta me salieron dos bizcochos como el de la foto, que horneé en unos moldes de cartón desechables muy prácticos (los compré en Hascot Kids).

Después envolví el bizcocho en papel vegetal y lo até con un cordón rústico.

Para decorar el paquete de café utilicé una pegatina blanca que estampé con un sello en forma de taza (de Tiger).

La limonada de frambuesa es muy fácil de preparar, solamente necesitamos el zumo de 2 limones, 50 gr. de frambuesas, un poco de agua y 2 ó 3 cucharadas de edulcorante líquido (al gusto).

Lo metemos todo en una cestita (ésta la compré en Tiger) y ya tenemos un desayuno listo para sorprender a quien queramos.

Además, añadí un ramillete de eucalipto y flores silvestres para decorar.

Esta cestita se la regalé hace unas semanas a mi amiga Zoe (@zoecita1984) y una versión mini a mi amiga Rebeca (@cotonetlavande). Podéis ver las preciosas fotos que hicieron de sus desayunos aquí y aquí.

Espero que os haya gustado la idea de esta cesta desayuno para regalar. Es una buena idea para sorprender a algún amigo o amiga la mañana de su cumpleaños o para tener un detalle con vuestro anfitrión en la próxima cena a la que vayáis.

Y si os gusta regalar desayunos, os recuerdo que también podéis ver esta cajita desayuno para llevar que le preparé al Chico Pecoso en su último cumpleaños.

¡Feliz domingo!


domingo, 18 de octubre de 2015

Lactancia materna: mi experiencia

Hoy no os traigo ninguna receta ni DIY. Éste es un post muy personal pero lo escribo porque creo que puede ayudar a otras madres, o futuras madres, que se planteen el tema de dar el pecho a sus hijos por primera vez, cómo continuar con la lactancia al incorporarse de la baja maternal, hasta cuándo dar el pecho, etc. 

Primero que nada es importante saber que la OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del bebé y alrededor de 24 meses suplementada con otros alimentos. Después de esto, se puede continuar hasta que madre e hijo quieran, no hay un límite superior para finalizar la lactancia (tal y como explico más abajo).

Por supuesto, huelga decir que si una madre no quiere o no puede dar el pecho a su bebé no existe ningún problema, ya que actualmente las leches de fórmula suponen un alimento perfectamente sano y completo para el bebé (únicamente supone un problema en los países en vías de desarrollo porque suele haber un difícil acceso a agua potable). Y obviamente no se es mejor o peor madre por dar el pecho a un hijo o por no dárselo, ni por dárselo más o menos tiempo.


Dar el pecho por primera vez

Mi intención era dar el pecho a Miranda siempre y cuando no hubiera ningún problema, pero tenía claro que si me salían grietas, me sangraba el pecho o el dolor era insoportable, existía la alternativa del biberón. Afortunadamente no tuve ninguno de estos problemas. 

Me puse de parto pero finalmente me tuvieron que hacer una cesárea de urgencia, lo cual no fue ningún inconveniente para la subida de la leche, que tuve tres días después de que naciera Miranda. La subida de la leche no sé si en todas las mujeres es igual, pero yo lo recuerdo como algo muy desagradable: me dio fiebre, los pechos me aumentaron tres tallas en sólo unas horas, me dolían mucho y, hasta que me trajeron discos absorbentes (la matrona no me había comentado que tuviera que llevarlos al hospital), empapé unos cuantos camisones con la leche.

Los primeros tres días (antes de la subida de la leche), aunque me colocaba a Miranda en el pecho muy a menudo, yo creo que no salía nada (o casi nada) y perdió justo el 10% de su peso. A partir del tercer día ya empezó a mamar más y, afortunadamente, a engordar. 

El tema de la postura para que el bebé se agarre bien al pecho y no salgan grietas nos lo explicaron muy bien en las clases de preparación al parto y no tuve problemas. Lo que sí me ocurrió es que tenía un pezón plano y eso hacía que Miranda no pudiera succionar del todo bien. En el hospital me hicieron un invento muy ingenioso con una jeringuilla, utilizando el vacío para intentar sacar el pezón, pero era poco práctico, así que me compré unas pezoneras de silicona ultrafina en la farmacia que me fueron fenomenal. A los pocos días de utilizarlas ya no las necesitaba porque el pezón se había ido corrigiendo y Miranda podía engancharse sin problemas.


Amamantar fuera de casa

Los primeros meses puede resultar un poco pesado el tema de dar el pecho porque los recién nacidos maman cada dos horas (a veces incluso más) y tardan media hora en mamar, lo que se traduce en estar todo el día "con la teta fuera". Así que al principio sólo realizábamos salidas cortas (de menos de dos horas) o, si eran más largas, tenía que ser a centros comerciales con sala de lactancia.

A los tres o cuatro meses, cuando su velocidad de succión fue aumentando y tardaba 5 ó 10 minutos en tomar el pecho, ya empezó a resultar más fácil ir con ella a cualquier parte y no era necesario ir a una sala de lactancia. Las primeras veces me daba vergüenza dar el pecho en público y, en alguna ocasión, me fui al baño del restaurante (lo que me ha recordado este divertido vídeo sobre el tema), pero poco a poco me fui acostumbrando. Si os da vergüenza, se puede hacer de forma que no se vea nada el pecho, por ejemplo usando dos camisetas (subes una y bajas la otra).

La única pega de dar el pecho fuera de casa es que hay algunas prendas de ropa (vestidos cerrados o algunos tops) con los que es imposible dar el pecho sin desnudarte entera. Así que esos los he tenido que reservar para cuando salgo sin Miranda. Cuando salgo con ella, para mí lo más práctico son los escotes en forma de V o las camisas.


Incorporación al trabajo

Ya os he comentado que la OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, pero realmente es algo bastante complicado de conseguir en nuestro país debido a las bajas maternales tan cortas que tenemos. Yo junté mi baja maternal con el permiso acumulado por lactancia y las vacaciones, y gracias a eso pude incorporarme al trabajo sólo unos días antes de que Miranda cumpliera los 6 meses.

Trabajo solamente por la mañana, así que le daba el pecho antes de salir y luego mis padres (que son quienes la cuidan mientras trabajo) podían darle una papilla de cereales con leche de fórmula o una papilla de fruta cuando yo no estaba. A la hora de comer ya estaba de vuelta y podía darle el pecho el resto del día y de la noche. Es cierto que podría haberme sacado leche para que mis padres se le dieran a mitad mañana, pero el sacaleches me parece un poco lento y no me merecía la pena esa inversión de tiempo para una sola toma; aunque si trabajáis jornada completa es una buena opción.

Ocasionalmente he tenido que hacer algún viaje de trabajo a Madrid (ida y vuelta el mismo día), en los que al estar muchas horas fuera de casa, sin poder dar el pecho a Miranda, sí que he tenido que llevarme el sacaleches para vaciarme el pecho de vez en cuando. 


Lactancia prolongada

Este verano, la Asociación Española de Pediatría (AEP) publicó este documento en el que hablaba de la lactancia en niños mayores, donde aclaraba que "el mayor problema de la lactancia materna más allá del año de edad es el rechazo social y profesional por prejuicios o desconocimiento de la evidencia científica actual". 

Además, me resultó muy interesante saber, gracias a este documento, que el destete espontáneo en el ser humano se produce entre los 2'5 y los 7 años, y que hasta comienzos del siglo XX la lactancia materna era habitual hasta los 2-3 años. Pero esto empezó a cambiar con la aparición de las primeras leches de fórmula y la incorporación, cada vez mayor, de la mujer al mundo laboral.

Yo quería darle el pecho a Miranda al menos un año y luego, quizás, ir reduciendo las tomas. Pero fue justamente a partir del año cuando ella empezó a pedirme “teta” en algunas ocasiones. Y ahora me pide, no ya cuando tiene hambre (porque come prácticamente de todo, aunque poca cantidad), sino sobre todo cuando tiene sueño, está cansada o necesita consuelo. Es decir, para lo mismo que la mayoría de niños utiliza el chupete, que es al fin y al cabo un sustituto artificial del pecho materno.


Destete, ¿sí o no?

Miranda tiene casi 18 meses y continúo dándole el pecho, pero me he planteado el destete por dos motivos principalmente. Uno de ellos es el tema de dormir por las noches. Miranda se sigue despertando varias veces cada noche y mucha gente me dice que quizás sea por el pecho, porque los niños que no lo toman suelen dormir más fácilmente del tirón toda la noche. Y el otro motivo es mi peso. Yo siempre he tenido bajo peso, desde pequeñita (a excepción del embarazo, donde estaba fenomenal), pero desde que doy el pecho estoy algo más delgada y me cuesta mucho más engordar, aunque estoy perfectamente sana. He leído que tendría que ingerir en torno a unas 2.700 calorías al día y me resulta muy difícil llegar a esa cantidad con una dieta medianamente saludable.


Como explica la AEP en el documento que os he comentado antes, lo más recomendable para que el destete se produzca de manera natural (es decir, sin quitar el pecho de forma forzada ni utilizar engaños) es no negarlo pero tampoco ofrecerlo. Y en eso estamos Miranda y yo ahora mismo, aunque de momento no hemos hecho demasiados progresos. Tampoco me preocupa, porque disfruto mucho de esos momentos junto a ella y sé que los echaré de menos cuando ya no estén.

Me encantaría leer vuestra experiencia sobre la lactancia, saber si todavía le dais el pecho a vuestros hijos pasado el primer año de edad, cómo fue el destete, etc. Yo he intentado no extenderme mucho (aunque ha sido difícil), así que cualquier duda que tengáis podéis preguntarme en los comentarios.

¡Feliz domingo!


P.D.: Este post se lo dedico a mi hermana, porque el jueves pasado fue su cumpleaños y es la mejor madre que he visto nunca, la más paciente, cariñosa y sensata. Y porque cada día aprendo algo nuevo de ella (como responder a las críticas hacia su lactancia prolongada con una sonrisa). Gracias, Yas. Te quiero.


domingo, 11 de octubre de 2015

Palmeritas de frambuesa

La semana pasada os enseñé el picnic que preparamos el Chico Pecoso y yo para celebrar nuestro aniversario. Y uno de los dulces que llevamos al picnic fueron estas palmeritas de hojaldre rellenas de frambuesa. Hoy os muestro la receta paso a paso para que podáis prepararlas en casa. Son facilísimas y, aunque en el proceso parezca que os están quedando mal, seguid adelante porque al hornearlas todo se arregla.

La receta es como la de las palmeritas de hojaldre normales que os enseñé aquí, pero con el relleno de frambuesas y enrolladas en forma de espiral (en lugar de en forma de corazón).

Ingredientes (para unas 20 palmeritas)

- 1 lámina de hojaldre (fresco o congelado)
- 75 gr. de frambuesas
- Azúcar al gusto
- 1 cucharadita de harina de maíz (maicena)

Lavamos bien las frambuesas y las trituramos con una batidora o con un tenedor.

Añadimos azúcar al gusto y una cucharadita de harina de maíz (no es imprescindible, pero hará que el relleno espese más en el horno). Y si lo preferís, en lugar de este puré de frambuesas, podéis usar mermelada para el relleno.

Extendemos la lámina de hojaldre sobre un papel vegetal y la espolvoreamos con azúcar. Luego le damos la vuelta a la lámina y la espolvoreamos con azúcar por el otro lado. La rellenamos con el puré de frambuesas (una capa fina) y comenzamos a enrollar los dos extremos largos de la lámina formando dos espirales que se encuentran en el centro. Aquí podéis ver un vídeo del proceso de enrollado.

Una vez tengamos la lámina enrollada, la espolvoreamos con un poco más de azúcar, la envolvemos en papel film y la refrigeramos al menos media hora

Sacamos el rollo de la nevera y lo cortamos en rodajas para formar las palmeritas. Aunque os queden un poco deformes en este paso no os preocupéis, porque al hornearlas cogen cuerpo y se quedan mucho más uniformes. Si usáis una lámina de hojaldre más gruesa es posible que las rodajas sean más fáciles de cortar y mantengan mejor la forma. Yo creo que la mía era demasiado fina y por eso me resultó un poco complicado.

Ponemos las palmeritas sobre la bandeja del horno cubierta con papel vegetal y las horneamos a 200º durante 10 minutos.

Pasado este tiempo o cuando veamos que las palmeritas están doradas (a mí me quedaron un poco blanquitas), las sacamos del horno y las dejamos enfriar del todo antes de comerlas.

Son unas palmeritas de hojaldre sencillas pero con un toque diferente gracias a su delicioso relleno de frambuesa. Perfectas para acompañar el té o café de la tarde, para llevar de picnic o para regalar a quien queramos.

¡Feliz domingo!


domingo, 4 de octubre de 2015

Picnic junto al río

El mes pasado el Chico Pecoso y yo celebramos nuestro cuarto aniversario de boda con dos planes distintos: uno solos y otro con Miranda. En el primero, como llovió, decidimos irnos a comer una paella junto a la Albufera (uno de nuestros lugares favoritos de Valencia) y luego aprovechamos para dar un romántico paseo en barca por la zona. Y en el segundo, como parecía que ese fin de semana haría mejor tiempo, decidimos organizar el que era nuestro plan inicial de aniversario: una día de picnic junto al río para los tres. 

Para este picnic elegimos la zona del Parque Natural del Turia, a la altura de Ribarroja. Es una zona preciosa y muy tranquila, donde el río casi no cubre y te puedes bañar en él.


Nosotros volvimos el fin de semana siguiente con mi sobrina y, tanto Miranda como ella, se lo pasaron fenomenal bañándose en el río (aunque el agua estaba congelada).

Para la ocasión, Miranda y yo nos vestimos iguales con unos vestidos a cuadros blancos y negros. El de Miranda es de Zara niños y el mío lo compré en Needles and Pins Vintage, una tienda de Valencia que tiene ropa preciosa traída de Londres y otras prendas hechas a mano, como el vestido que os enseñé en el picnic desayuno

Tuvimos un poco de mala suerte, porque un par de horas después de llegar comenzó a llover, así que el postre y el té nos lo tuvimos que tomar en casa. Pero al menos pudimos disfrutar de medio picnic y un buen rato de juegos junto al río

Miranda se quedó dormida después de jugar en el río y nosotros aprovechamos para comer tranquilamente y disfrutar de ese ambiente tan apacible.

Aunque por las fotos parezca que estamos a la orilla del río, en realidad nos situamos sobre un pequeño alto que había a un par de metros de la orilla, junto a una pendiente que bajaba hasta el río.

Queríamos un picnic sencillo, rápido de preparar y sin demasiada elaboración, con alimentos que no se estropearan por el calor o el transporte y que fueran fáciles de comer. Las crudités de verduras y las quiches son dos platos que nos acompañan casi siempre, desde nuestros primeros picnics, por lo ricos que están y lo cómodos que resultan para este tipo de ocasiones. A continuación os dejo el menú completo que llevamos:

- Gazpacho de melón con virutas crujientes de jamón
- Mini tortillas al horno con diferentes ingredientes: champiñones, jamón, queso, bacon...
- Quiche de bacon y tomates cherry (la compramos en la pastelería Dulce de Leche)
- Crudités de verduras acompañadas de queso Philadelphia con cebollino
- Mini tarta de arándanos
- Palmeritas de hojaldre rellenas de frambuesa
- Té con leche

Las mini tortillas son muy sencillas de preparar y sólo se necesita una bandeja de muffins para hacerlas. Engrasamos la bandeja, cortamos en trocitos pequeños los ingredientes que queramos incorporar a cada tortilla, los colocamos en los huecos de la bandeja y luego rellenamos hasta 3/4 con una mezcla de huevos batidos, leche, sal y pimienta. Horneamos a 200º durante unos 20 minutos y listo.

El gazpacho de melón está riquísimo y lo preparó el Chico Pecoso usando esta receta (pero con melón francés en lugar de cantaloupe). Las virutas crujientes de jamón se hacen colocando las lonchas en el horno a 200º durante unos 10 minutos.

Los vasos que utilizamos para servir el gazpacho son de plástico y los compré en H&M Home, al igual que el mantel, la tabla redonda de madera, la cesta del pan y la bandeja donde servimos la tarta de arándanos. Los platos de peltre, la fuente para las crudités, las tazas y el bol donde servimos las palmeritas los compré en Real Fábrica Española y son ideales para un picnic porque no pesan ni corren peligro de romperse.

La quiche de bacon y tomates cherry, como os decía, la compramos en la pastelería Dulce de Leche de camino al picnic para no complicarnos demasiado con toda la preparación, pero si decidís hacerla vosotros podéis utilizar esta receta que yo preparo indistintamente en tamaño grande o en versión mini (usando también una bandeja para muffins).

Las crudités de verduras podéis acompañarlas de queso Philadelphia con cebollino, como hicimos nosotros, o también de hummus. Y podéis utilizar las verduras crudas que más os gusten. Nosotros pusimos pimiento verde, amarillo, naranja y rojo, rábanos, pepino, zanahoria y coliflor.

Para la mini tarta de arándanos seguí la receta de la tarta de moras al estilo de la campiña inglesa que os enseñé hace un par de años, pero con alguna pequeña modificación. Además, esta vez utilicé pasta brisa comprada, con lo cual la elaboración fue mucho más rápida.

Las palmeritas de hojaldre rellenas de frambuesa son muy sencillas de preparar, pero como algunos me habéis preguntado en Instagram, publicaré la receta la próxima semana. Yo las hice con frambuesas frescas, pero también podéis utilizar mermelada de frambuesa.

Para transportar las bebidas, las tartas y el resto de cosas que no se podían mover mucho, utilizamos una caja de madera que teníamos por casa y que luego nos sirvió de improvisada mesita para el té. La llevamos encima del carro de Miranda (ya que ella prefiere ir andando) y así fue muy sencillo transportarlo todo.

Para beber llevamos agua mineral, refrescos y sidra. Y para transportar los botellines utilizamos un práctico portabotellas que además lleva abridor (lo compramos este verano en Casa Viva).

También llevamos un par de mosquiteras para platos (de esta misma tienda), aunque afortunadamente no había moscas ni mosquitos en la zona. Lo que sí había eran unas hormigas gigantes, pero lo único que les llamaba la atención era el pan. Para próximas ocasiones ya hemos anotado que la cesta del pan no sea de rejilla sino de algún material tupido, para que las hormigas tengan el acceso más complicado. En todos los picnics aprendemos algo nuevo.

Como se puso a llover antes de que pudiéramos llegar al postre y antes de que se despertara Miranda, nos quedamos con ganas de disfrutar más del picnic junto a ella, así que ya estamos deseando organizar otro en el que pueda participar más (de hecho, las mini tortillas, las crudités y las palmeritas las hicimos pensando en ella).

Si os gusta ir de picnic tanto como a mí y estáis pensando en organizar uno, no os perdáis el post que escribí hace unos meses con 10 consejos para un picnic perfecto. Pero de todas maneras, ya sabéis que el éxito de un picnic se reduce a tres cosas: comida deliciosa, vistas bonitas y buena compañía.

¡Feliz domingo!