Hoy os traigo una receta que también es un poco una manualidad. Son unos cupcakes de frambuesa con crema de mascarpone metidos dentro de un tarro. Un postre perfecto para regalar, ya sea por un cumpleaños, por San Valentín o, ya que está cerca, por el Día de la Madre. Estos que veis en la foto fueron una sorpresa para mis padres, que los disfrutaron como niños.
La idea para esta receta la encontré hace unos meses aquí, en la sección de bodas de la web de Martha Stewart, mientras buscaba algunas cosas para la mía...
Ingredientes para 18 cupcakes:
- 3 huevos
- 200 gr. de azñucar
- La ralladura de un limón
- 1/2 copa de ron
- 250 gr. de mantequilla
- 250 gr. de harina
- 1/2 sobre de levadura en polvo
- 250 gr. de frambuesas
Se baten los huevos, el azúcar y la ralladura de limón hasta conseguir una crema muy espumosa. Se agrega el ron, se remueve y se añade la mantequilla y la harina mezclada con la levadura. Se rellena un molde de silicona para cupcakes (previamente engrasado y enharinado) con parte de la masa, en cada hueco se colocan dos o tres frambuesas y se cubren con un poco más de masa. Luego se cuecen en el horno a 180º durante unos 15 ó 20 minutos. Cuando estén cocidas, se dejan enfriar sobre una rejilla.
En la foto de abajo podéis ver cómo quedan los cupcakes rellenos de frambuesas. Tienen un toque ácido que coordina muy bien con el bizcocho, que incorpora ralladura de limón.
Dentro de cada tarro ponemos un par de cucharadas grandes de mermelada de frambuesa. Es importante que la mermelada sea de buena calidad. Yo utilizo la de St. Dalfour, que es mi favorita. La venden en El Corte Inglés.
Para la crema de mascarpone:
- 250 gr. de queso mascarpone
- 200 gr. de azúcar glass
- 1 cucharada de esencia de vainilla
Batimos el queso con la vainilla y vamos incorporando el azúcar poco a poco hasta que quede una mezcla cremosa pero consistente.
Añadimos una cucharada de la crema sobre cada cupcake o lo decoramos con la manga pastelera, como prefiramos.
Después los decoramos con una frambuesa y cerramos los tarros.
La decoración de los tarros la podéis personalizar según el motivo del regalo o la persona a la que vaya dirigido. Yo utilicé corazones de cartulina pintados con rotulador rojo, que recorté con un perforador especial de la marca Fiskars.
Y utilicé un cordón rojo para atar las cucharillas a los tarros.
Es un postre muy sencillo de hacer y muy vistoso. El toque ácido de los cupcakes contrasta con el sabor dulce de la mermelada y la suavidad de la crema de mascarpone. Una delicia.
Os animo a que hagáis cupcakes en tarros para regalar a vuestra familia y amigos, seguro que se quedan tan encantados como mis padres cuando los vieron... y los degustaron. ¡Ya me están pidiendo que les haga más!