domingo, 31 de enero de 2016

Mis libros de repostería (III)

En estos años os he ido enseñando en el blog mis libros de repostería (incluyendo también algunos de cocina normal), tanto en recetas que he preparado como en estos dos post: mis libros de repostería y mis libros de repostería (II), y más recientemente en Instagram. Así que hoy vengo con la tercera entrega de este tema para enseñaros las incorporaciones de estos dos últimos años a mi pequeña biblioteca.

The Kinfolk Table no es simplemente un libro de recetas, es una filosofía, un estilo de vida, tal y como se muestra en sus revistas. El libro recopila recetas y fotografías de diferentes personas desde Brooklyn hasta Copenhague, pasando por mi adorada campiña inglesa, a la vez que relata sus historias personales. Historias de fotógrafos, diseñadores, músicos, artistas, cocineros... en las que muestran sus sencillos y elegantes platos (tanto dulces como salados) para disfrutar alrededor de una mesa con la familia o amigos. Yo ya me he apuntado varias recetas que quiero preparar, como los bollitos de Vera o las tortitas de plátano y chips de chocolate.

What Katie Ate At The Weekend es el segundo libro de la genial Katie Quinn Davis (ya os hablé del primero aquí) y desde luego no decepciona. Sus fotografías son las más apetecibles que he visto nunca, destilan naturalidad y sencillez. A diferencia de su primer libro, en este abundan las recetas para el fin de semanas: ideas para el brunch de los domingos, cócteles para fiestas y deliciosos postres y platos salados para cenas entre amigos. En la foto de arriba podéis ver su irresistible doble cheesecake de chocolate con salsa de frutas del bosque.

Las Recetas de la Felicidad es el primer libro de la blogger Sandra Mangas. Sigo su blog desde hace un montón de tiempo y me encanta, sobre todo por las preciosas presentaciones que hace de los platos, especialmente útiles en la comida para niños. Sólo a ella se le ocurren cosas tan originales como servir una ensalada en una cesta comestible o un gazpacho en un bol de hielo con flores naturales. Todas sus recetas son muy vistosas y sencillas de preparar. Sus enrejados de frambuesa son los siguientes en mi lista.

Fikaes un libro de repostería de Ikea (en español) que me llamó la atención por su original diseño. Los ingredientes de las recetas están dispuestos con formas geométricas y presentaciones muy minimalistas. Tiene bizcochos, galletas, tartas y pequeños clásicos de la repostería sueca para disfrutar en la pausa del café, como los bollos de nata y mazapán o los famosos rollitos de canela.

Entre mis últimas incorporaciones gastronómicas están estos tres libros de cocina francesa. El primero, The Little Paris Kitchen, está escrito por Rachel Khoo, una chef inglesa que tiene un programa de cocina en la BBC y que estudió en Le Cordon Blue de París. Su libro es una acertada mezcla de cocina clásica y actual francesa, donde me he encontrado platos típicos alsacianos, como la tarte flambée (que me ha traído muy buenos recuerdos de nuestro viaje), o deliciosos postres como la crème brûlée o la tarta tatin. 

Precisamente en nuestro viaje a Alsacia es donde compré estos otros dos libros, que aunque están escritos en francés, sus recetas son tan sencillas que es muy fácil entenderlas. Los dos son de platos salados, uno dedicado a los Sandwichs Gourmets, del que sacamos un montón de ideas para nuestras cenas (aquí os enseñé algunos de los sándwiches que hemos versionado), y el otro dedicado a los pequeños aperitivos o canapés para fiestas, con muchas ideas fáciles y originales para sorprender a nuestros invitados.

Sarabeth's Good Morning Cookbook: Este libro me tiene enamorada. Ya os conté en el post sobre tomar un brunch en Nueva York lo mucho que me gustó desayunar en Sarabeth’s (fuimos dos veces). En mi opinión, su carta de brunch y desayunos es la mejor que he visto nunca. Ojalá en Valencia algún local la tomara como referencia para ofrecer esa deliciosa variedad de platos, tanto dulces como salados. Por eso, y hasta que abran un Sarabeth’s en mi ciudad, disfrutaré haciendo yo misma sus irresistibles recetas de gofres, tortitas, huevos, french toast y todo lo que un buen brunch requiere.

The Picnic: Me topé con este libro en Instagram de pura casualidad y me parece el libro perfecto para todos los amantes de los picnics, como dice su título: “recetas e inspiración de la cesta a la manta”. Es un libro lleno de consejos, recetas cómodas para llevar, apetecibles menús y algunas listas muy originales como combinaciones de floats (aquí os enseñé mis 5 favoritos). Además de ser sumamente útil, sus preciosas ilustraciones a acuarela hacen de este libro una auténtica maravilla que da gusto ojear.


Linda Lomelino es una de mis "food bloggers" favoritas, como ya os he comentado alguna vez, por ejemplo cuando os enseñé la tarta que le hice a mi hermana para su boda. Las fotografías de sus postres y tartas son todo un disfrute para la vista (y para el paladar cuando te animas a prepararlos).

Yo tengo los tres libros que ha publicado hasta el momento. El primero, Lomelino's cakes, es un imprescindible si te gustan las tartas con varias capas (o layer cakes), porque además de las recetas, te explica el proceso de montaje de cada tarta, cómo cubrirla para que queda perfecta y qué tipos de decoraciones hacer.

El segundo, Lomelino's ice cream, lo compré este verano aunque todavía no he podido estrenarlo. Me he comprado también una heladera y estoy deseando probar las deliciosas combinaciones que nos propone Linda en su libro, especialmente el helado de ruibarbo y el de higos con miel. Pero no sólo hay helados en este libro, también sorbetes, floats, tartas heladas, polos... e incluso cucuruchos de barquillo.

Su último libro es el único que está disponible en español por ahora. Se llama Repostería, estilismo y fotografía, y curiosamente lo han traducido antes al español que al inglés. Me lo he comprado esta misma semana, pero llevaba más de un año esperando a que lo tradujeran del sueco. Es el primero de sus libros donde, además de explicar sus recetas, nos habla sobre el estilismo que utiliza en sus fotos, la composición y decoración de la escena, los puntos de vista más adecuados, la profundidad de campo y algunos otros temas interesantes relacionados con la fotografía. Si os gusta la fotografía de alimentos, este libro es imprescindible.

Todos estos libros los podéis encontrar fácilmente en Amazon (excepto el de Ikea). Poco a poco seguiré ampliando mi biblioteca gastronómica (aunque ahora tenga menos tiempo para preparar postres), así que estaré encantada de leer vuestras recomendaciones. 

¡Feliz domingo!


domingo, 17 de enero de 2016

Nuestra escapada a Ginebra y Chamonix-Mont Blanc

En noviembre el Chico Pecoso, Miranda y yo hicimos una mini escapada de fin de semana a Ginebra para visitar a nuestra amiga Carmen que vive allí. Como todavía era otoño, pudimos disfrutar de buen tiempo y aprovechamos para hacer una excursión a Chamonix y ver el Mont Blanc. Lo malo es que nos olvidamos la cámara de fotos en Valencia, así que perdonadme si algunas de las fotos de este post no son muy buenas, ya que tuvimos que hacerlas todas con el móvil.

Como muchos me preguntáis en los post de viajes sobre las compañías aéreas que hemos utilizado, os comentaré que en esta ocasión volamos con Swiss Air directamente de Valencia a Ginebra, igual que a la vuelta. Llegamos el jueves por la tarde y volvimos el domingo por la mañana muy temprano, así que realmente estuvimos dos días allí. Nada más llegar, nuestra amiga Carmen nos enseñó su precioso apartamento en Carouge (a las afueras de Ginebra), donde nos alojamos todo el fin de semana. Después nos fuimos a tomar un chocolate caliente al estilo suizo (esto era un must del viaje) y a conocer un poco el ambiente de Ginebra.


El viernes por la mañana fuimos a dar una vuelta por Carouge y a desayunar en Wolfisberg, una cafetería/pastelería que tiene zona de juegos indoor para niños (a Miranda no había quien la sacara de allí). Si podéis, os recomiendo que vayáis en fin de semana y probéis su abundante brunch. Nosotros no pudimos pedirlo porque entre semana sólo disponen de desayuno normal, pero estaba todo riquísimo.

Pasamos todo el día recorriendo Ginebra (es una ciudad muy chiquitita y puede verse cómodamente en un día), conociendo sus barrios y paseando por sus preciosos parques.

El Parque de La Grange es enorme y realmente bonito, sobre todo en otoño por la diversidad de colores que tienen los árboles. Sus preciosas llanuras verdes pedían a gritos un picnic, pero no íbamos preparados. (Para la próxima).

Miranda se lo pasó genial cogiendo todas las hojas que veía por el suelo y correteando por el césped.

La zona del lago Lemán es uno de los paisajes más bonitos que tiene la ciudad. El azul del agua fundiéndose con el azul del cielo, los mástiles de los barcos llenando el puerto y el famoso Jet d'Eau (o chorro de agua) hacen de esta zona la más característica de toda Ginebra.



El Jet d'Eau o chorro de agua es la fuente de agua más alta del mundo, tiene 140 metros de altura y el agua sale a una velocidad de 200 km por hora. Además de esto, el lago tiene una preciosa fauna, formada por cisnes, gaviotas, patos y otras aves, que dan mucha vida a sus orillas.

Como me sé de memoria todas las ciudades donde hay alguna tienda o salón de té de Ladureé, tenía claro que ésta sería una parada obligada en nuestro viaje. 

Y parece que a Miranda también le gustaron bastante sus escaparates y los macarons, porque estuvo muy entretenida comiendo uno de castañas mientras nosotros disfrutábamos de un té y un chocolate caliente.

El casco antiguo de Ginebra es peatonal y muy bonito, con escaleras de piedra, ventanas de madera y multitud de flores decorando terrazas y balcones.

En nuestro recorrido por el centro, también hicimos una parada en la tienda Läderach de chocolate suizo. Tienen una enorme variedad de tabletas de chocolate con más sabores de los que os podáis imaginar (podéis ver aquí algunos de los que compré). Y mención especial merecen sus mini mousses cubiertas de chocolate... de lo mejor que he probado nunca. La web tiene tienda online y parece que hacen envíos a España, pero yo todavía no he hecho ningún pedido.

El sábado alquilamos un coche en el aeropuerto de Ginebra y nos fuimos los cuatro a Chamonix, un pueblecito de montaña francés a los pies del Mont Blanc, que es la montaña más elevada de la Unión Europea.

Aparte de la famosa cumbre, desde esta localidad se puede ver el glaciar de Bossons, que es la cascada de hielo más grande de Europa (baja desde la cima del Mont Blanc hasta el valle de Chamonix). Nosotros nos quedamos con ganas de visitarlo por dentro, pero sólo está abierto en verano. Algo parecido a lo que nos pasó con los teleféricos que suben hasta algunas de las cumbres, que justamente estaban cerrados el mes de noviembre.

En Chamonix pudimos disfrutar de una deliciosa fondue alpina, que es el plato típico de la zona, en el restaurante La Fer à Cheval. En Ginebra también hay muchos restaurantes donde probar este clásico plato de la gastronomía suiza, que se prepara principalmente a base de queso gruyère y emmental (aunque hay otras variantes).

El paisaje desde cualquier punto de Chamonix es increíble. No importa hacia donde mires, siempre te encuentras rodeado de maravillosas montañas nevadas, como si estuvieses en medio de un capítulo de Heidi.

Nos quedamos con ganas de conocer más lugares de esa zona, porque enseguida se hizo de noche y tuvimos que volver a Ginebra. Pero la próxima vez no queremos irnos sin visitar el Lac Blanc, Les Houches y otros preciosos pueblecitos de alrededor.

Hasta entonces me quedo con el recuerdo de estas maravillosas vistas. Fue una escapada muy corta pero llena de nuevas experiencias, sobre todo para Miranda, y de mucho mucho chocolate, que eso siempre es un plus. ;)

¡Feliz domingo!