domingo, 27 de septiembre de 2015

Melocotones al horno con clotted cream

La receta que os traigo hoy es una de las cosas más sencillas y deliciosas que hayáis probado nunca. La probamos por primera vez en nuestro viaje a la campiña inglesa hace unos años y desde entonces la he preparado varias veces en casa. Son unos melocotones al horno con miel, acompañados de clotted cream y almendras tostadas.  

La clotted cream, como ya os he contado alguna vez en los posts sobre "afternoon tea", es simplemente nata coagulada, una crema riquísima a medio camino entre la nata y la mantequilla. Podéis encontrarla en algunas tiendas "gourmet" o en supermercados de comida inglesa.

Para hacer los melocotones al horno me he guiado un poco por la receta del libro "What Katie Ate", aunque versionada al estilo de la campiña inglesa.

Ingredientes (para 4 personas):

- 4 melocotones grandes
- 100 gr. de mantequilla
- 50 gr. de miel (yo pongo a ojo un chorrito sobre cada melocotón)
- 50 gr. de almendras en láminas
- 200 gr. de clotted cream

Lavamos bien los melocotones, los cortamos por la mitad y los deshuesamos. No es necesario pelarlos.

Los colocamos sobre una bandeja de horno y ponemos un trocito de mantequilla sobre cada uno.

Después, un chorrito de miel.

Metemos los melocotones en el horno (previamente precalentado) a 200º y los horneamos durante unos 30 minutos.

Mientras tanto, podemos ir tostando las almendras.

Las ponemos en una sartén a fuego medio y las movemos continuamente hasta que alcancen el punto de tueste que queramos. Luego las pasamos a un plato y dejamos que se enfríen antes de servirlas.

Una vez estén listos los melocotones, los sacamos del horno y los servimos, mientras todavía están templados, acompañados de clotted cream (mejor si está a temperatura ambiente) y unas cuantas almendras tostadas.

Si no tenéis clotted cream, también podéis acompañarlos con helado de vainilla.

Los melocotones son una de las frutas que más me gustan para cocinar, su sabor dulce y delicado queda genial en tartas, bizcochos o incluso solos, como aquí. Ya os enseñé hace unos meses estas ricas mini galettes de melocotón y frambuesas (o fresas).


Una vez horneados, quedan tan tiernos que no es necesario usar un cuchillo para cortarlos. Se pueden comer fácilmente con una cuchara o un tenedor.

Os recomiendo que aprovechéis la temporada de melocotones, que se acaba dentro de poco, para probar este sencillísimo postre. Es muy rápido de preparar y estoy segura de que os encantará.

¡Feliz domingo!


domingo, 20 de septiembre de 2015

Las 10 mejores cosas de nuestro viaje a la Sierra de Tramuntana (Mallorca)

Hoy quería contaros cómo fueron nuestras vacaciones de este verano en la Sierra de Tramuntana (Mallorca). Así que, como cada año, he hecho una selección de las diez cosas que más nos han gustado de este viaje, que además ha sido el primero que hemos realizado con Miranda.

Pero antes de empezar con esta clásica lista quiero dar las gracias a Rocío, del blog "Let it be cosy", y a Aguamarina, del blog "De mi casa al mundo", por sus valiosas recomendaciones previas al viaje, que nos sirvieron de mucha ayuda para planificarnos y decidir los sitios que queríamos visitar. No pudimos ver y probar todos los lugares que nos recomendaron por falta de tiempo, pero me los guardo para una próxima visita a la isla. ¡Muchas gracias, chicas!

1. Las vistas desde nuestro apartamento

Al ser nuestro primer viaje con Miranda no tenía muy claro si íbamos a poder hacer muchas excursiones o si, por el contrario, tendríamos que pasar mucho tiempo en casa. Por eso, decidimos que el apartamento que alquiláramos debía tener unas bonitas vistas y estar en un pueblecito con encanto, además de resultarnos cómodo y seguro para Miranda (nada de escaleras, piscinas o zonas peligrosas). 

Después de mucho mirar, alquilamos este apartamento en Fornalutx a través de AirBnb. Está situado en la plaza del pueblo, dentro de una antigua casa con un precioso patio interior y vistas de la Tramuntana desde la terraza (compartida con los otros tres apartamentos que componen la casa). 

La terraza estaba casi siempre vacía así que pudimos disfrutar de tranquilos desayunos en ella, algunos incluso con dulces típicos de la zona.



2. El mejor desayuno el mundo

Ya os expliqué con detalle en este post en qué consistió nuestro desayuno en el Hotel Hospes Maricel, que consiguió el galardón hace unos años de “mejor desayuno del mundo”. 

Fue una experiencia fantástica en la que pudimos disfrutar de las preciosas vistas de la Bahía de Palma mientras degustábamos una gran variedad de deliciosos platos, tanto dulces como salados.


3. Nuestro pueblecito: Fornalutx

Creo que escogimos muy bien el pueblo donde nos alojamos. Fornalutx es un pueblecito pequeño con el encanto típico de los pueblos montañosos de la Sierra de Tramuntana pero, a pesar de la época estival, no estaba nada masificado ni era especialmente turístico, a diferencia de otros pueblos de la zona que visitamos y que estaban abarrotados (muchos de ellos por coincidir con sus fiestas patronales). 

Nos encantó pasear por las callejuelas de Fornalutx y Miranda disfrutó mucho subiendo y bajando sus interminables escaleras de piedra, como os enseñé aquí

Y sobre todo, nos gustó la tranquilidad del ambiente y la belleza del paisaje que rodea todo el pueblo.



4. El encanto de los pueblos de la sierra

No pudimos hacer demasiadas excursiones en coche por la sierra porque Miranda se mareaba con las curvas (la pobre vomitó dos veces), pero sí que pudimos visitar algunos de los pueblos más bonitos de la Sierra de Tramuntana, como Valldemossa, Deià y Sóller.

Sóller es uno de los pueblos más grandes de la zona y desde donde sale el tranvía al Port de Sóller y el tren a Palma, que os cuento más abajo. También es donde probé uno de los floats que os enseñaba la semana pasada en el blog, el de zumo de naranja con helado de vainilla.

Deià nos pareció un pueblecito precioso en medio de la montaña, lleno de lugares encantadores, restaurantes decorados con enredaderas y magníficas vistas al valle.

Valldemossa estaba en fiestas cuando lo visitamos y el centro del pueblo estaba abarrotado de gente, así que aprovechamos para impregnarnos del ambiente festivo, pero también para perdernos por sus preciosas callejuelas de piedra y encontrar algunos bonitos y apacibles rincones.

5. Las playas

Nosotros no somos muy de playa, pero sí que nos apetecía visitar alguna con Miranda, así que fuimos a la playa del Port de Sóller, que es la única de arena que hay por esa zona (el resto son calas de roca, que no son muy recomendables para una niña tan pequeña).

Aprovechamos un viaje a Sóller para coger el tranvía desde allí hasta el puerto y disfrutar, de paso, de las preciosas vistas. Miranda no quiso ni tocar la arena, pero se echó una buena siesta bajo la sombrilla y después fuimos a dar un paseo por la dársena del puerto para enseñarle los barcos.

El día que visitamos Deià también fuimos de excursión a Cala Deià con Miranda subida a la mochila portabebés (era un poco peligroso dejarla caminar por ahí). 

Es una cala preciosa llena de rocas, con pequeñas grutas en las paredes de la montaña y un chiringuito en el que pudimos sentarnos a tomar algo, disfrutando del sol y el mar azul intenso.

6. El tren de Sóller

Ésta fue una de las experiencias del viaje que más nos gustó. Se trata de un tren de madera construido en 1912, que recorre la Sierra de Tramuntana desde Sóller hasta Palma.

El recorrido dura aproximadamente una hora y es una maravilla. Resulta muy cómodo para ir con niños y las vistas durante el viaje atravesando la Tramuntana son increíbles. 

El tren es, sin duda, mi medio de transporte favorito y viajar en el tren de Sóller fue como hacer un viaje al pasado o estar dentro de una película antigua. Os lo recomiendo si visitáis la zona.

7. La comida típica

La gastronomía mallorquina es muy parecida a la que solemos degustar en la Comunidad Valenciana, con arroces, cocas, all i oli, pan con tomate... Por supuesto probamos la sobrasada en diferentes formatos, como en ensaimadas o en pizza combinada con miel y dátiles (riquísima), y también el típico pamboli, presente en todos los restaurantes de la zona. En Can Antuna, un restaurante muy conocido de Fornalutx, cenamos chuletillas de cordero (una carne típica en esa parte de la montaña) y también probamos el frito mallorquín.

En el Port de Sóller comimos, gracias a la recomendación de Aguamarina, un delicioso arroz de gamba roja en el restaurante Randemar.

Y en Palma visitamos un restaurante que nos encantó, Gaudeix, y que nos recomendó Rocío. Pedimos varias tapas, como arroz negro, salmorejo con espuma de melón, foie caramelizado, pulpo, etc. Todo riquísimo.

8. Los dulces mallorquines

Mi parte favorita de los viajes es probar la gastronomía de la zona pero, sobre todo, la repostería y los dulces típicos. En el caso de Mallorca, me chiflaron las cocas de patata.

En nuestra visita a Palma también merendamos en Cappuccino, una cadena fantástica de restaurantes/cafeterías donde pudimos probar el gâteau mallorquín (un jugoso bizcocho de almendras), que nos sirvieron acompañado de helado de almendras. 

En Valldemossa no podíamos dejar de visitar Ca'n Molinas, donde probamos por primera vez las deliciosas cocas de patata y la horchata de almendra, además de las clásicas ensaimadas mallorquinas. 

Y, por supuesto, también hicimos una visita a Ca'n Joan de S'Aigo para probar sus ricos helados caseros. El de fresas silvestres estaba para morirse de bueno.

9. Visitar la "pop up" Better August en Palma

Cuando organizábamos nuestro viaje a Mallorca fue una agradable sorpresa ver que iban a abrir en Palma una "pop up" durante el verano con algunas de mis marcas favoritas. 

Siempre me ha parecido que este tipo de tiendas efímeras tienen un encanto especial precisamente por su brevedad. Pero si además están decoradas con tanto mimo, cuidadas al detalle y repletas de preciosidades vintage como las de Rue Vintage 74, deliciosas velas y jabones como los de Olivia Soaps, exquisiteces gastronómicas como las de Petra Mora u originales diseños como los de Don Fisher (entre muchos otros), ya se convierten en un auténtico lujo.


Y aprovechando que estaba justo al lado, también pudimos visitar Rialto Living, una tienda preciosa de menaje y decoración, que llevaba mucho tiempo con ganas de conocer. Si estuviera en Valencia, sería mi perdición.

 
10. La puesta de sol sobre el mar

Para despedir nuestro viaje fuimos al mirador de Sa Foradada, entre Deià y Valldemossa, donde pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas de la costa montañosa de la Sierra de Tramuntana y contemplar la preciosa puesta de sol sobre el mar. 



Extra: nuestro primer viaje en familia

No sabíamos muy bien cómo sería viajar con una niña de apenas un año que ya camina, corretea (pero mal), se cae y lo quiere tocar todo allí a donde va. Pero lo cierto es que todo fue mejor de lo que esperábamos. Miranda disfrutó con cada cosa nueva que veía, recorriendo los pueblos que visitábamos y viajando en tren y en avión por primera vez. 

Nuestros viajes suelen ser bastante tranquilos, sin demasiadas excursiones ni visitas turísticas, simplemente disfrutamos de los paisajes y comidas de la zona, así que tampoco notamos mucha diferencia al viajar con Miranda. Aunque he de reconocer que todo habría sido más llevadero si a Miranda le gustase ir en la silla de paseo y no caminando o en brazos (menos mal que llevábamos la mochila portabebés).

Si tenéis un niño o niña pequeños y os da miedo viajar con ellos (más allá de una excursión en coche), os recomiendo que os atreváis, porque veréis que luego todo es más sencillo de lo que parece. Ahora, echando la vista atrás, pienso que cualquiera de los últimos viajes que hicimos el Chico Pecoso y yo antes de tener a Miranda podríamos haberlos hecho con ella, como nuestro viaje a Alsacia o a la campiña inglesa. Es cuestión de atreverse.

¡Feliz domingo!


domingo, 13 de septiembre de 2015

5 combinaciones de floats (refresco + helado)

Para los que no sepáis qué es un float os diré que consiste simplemente en combinar refrescos con helado (normalmente de vainilla) y que se inventó hace más de 100 años. Es una bebida muy popular en EEUU, aunque también en Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido y en algunos países de Latinoamérica, donde recibe el nombre de "vaca negra". Podéis leer más información sobre todo esto en Wikipedia.

Ya os enseñé esta foto en Instagram hace unos meses del primer float que me preparé y este verano, en nuestro viaje a Mallorca, concretamente en Sóller, pudimos probar otra combinación que me pareció en principio atrevida, pero que está riquísima: zumo de naranja natural con helado de vainilla. Así que al volver de vacaciones, decidimos probar en casa algunas combinaciones más. A continuación os dejo una lista de nuestras preferidas:

1. Coca-Cola con helado de vainilla:  

Un clásico de los floats y puede que la más popular de todas las combinaciones. Su sabor me recuerda a los helados "Drácula" que comíamos de pequeños, pero sin el relleno de fresa. Está riquísimo y, en mi opinión, mejor con mucho helado.

- 1 lata de Coca-Cola
- 3 bolas de helado de vainilla
- Cerezas al marrasquino para decorar (yo las compro aquí)

2. Zumo de piña con helado de coco: 

Una versión divertida y sin alcohol de la clásica "piña colada" que, si queréis, podéis hacer burbujeante añadiendo un poco de soda o gaseosa.

- 1 vaso de zumo de piña
- 2 bolas de helado de coco
- Rodaja de piña para decorar

3. Zumo de naranja con helado de vainilla: 

Una sorprendente y deliciosa combinación, donde podéis sustituir el zumo por refresco de naranja, si queréis el efecto burbujeante típico de los floats, o incluso la vainilla por helado de naranja si no sois demasiado atrevidos.

- 1 vaso de zumo de naranja natural
- 2 bolas de helado de vainilla
- Rodaja de naranja para decorar

4. Sprite con helado de limón: 

Este float es una forma sencilla y rápida de hacer un sorbete de limón sin alcohol. Podemos usar Sprite, 7 Up o simplente soda o gaseosa (aunque no tendrá ese toque lima-limón). También podemos hacer una versión sin burbujas utilizando limonada en lugar de refresco (esto lo he visto en los dibujos animados preferidos de Miranda, "El pequeño reino de Ben y Holly").

- 1 lata de Sprite
- 3 bolas de helado de limón
- Rodaja de lima para decorar

5. Champagne con helado de frambuesa: 

Hace algunos años preparamos en casa por nuestro aniversario unos sorbetes de cava con helado de mango que estaban deliciosos, pero esta versión con frambuesa nos ha gustado todavía más. Tiene un sabor delicado y riquísimo, ni demasiado dulce ni demasiado ácido. Tenéis que probarla porque os encantará.

- 1 copa de champagne o cava
- 1 bola de helado de frambuesa
- Frambuesa o fresa para decorar

Y hasta aquí nuestros floats favoritos. Hemos probado también otros con refrescos de cereza, granada, pomelo, sidra e incluso cerveza negra, pero no nos acabaron de convencer. Si sois atrevidos, os animo a que probéis vuestras propias combinaciones (añadiendo incluso siropes) y que me contéis cuáles os han gustado más.

¡Feliz domingo!


domingo, 6 de septiembre de 2015

El mejor desayuno del mundo

¡Hola a todos! Espero que hayáis pasado un buen verano. Yo, después de dos meses de descanso, vuelvo con ganas de contaros algunas de las experiencias que he podido disfrutar este verano, como este desayuno-degustación que tomamos en el Hotel Hospes Maricel de Mallorca y que se ganó hace unos años la calificación de "mejor desayuno del mundo".

Desde que lo vi en el delicioso blog The Breakfast Lover estaba deseando probarlo y os aseguro que es totalmente recomendable. Se compone de siete pasos y puede durar entre dos y tres horas. Al principio estuvimos dudando si reservarlo o no, porque con Miranda es complicado estar tanto rato sentados, ya que le encanta explorar los sitios nuevos y corretear por ahí. Pero me alegro de habernos atrevido porque luego pudimos apañarnos sin problemas. Estuvo durmiendo un rato al principio, luego le dimos a probar algunos de los zumos y tostadas que nos sirvieron y estuvo un ratito viendo dibujos en la trona. Además, entre plato y plato, el Chico Pecoso la llevaba a pasear por la terraza, así que estuvo muy entretenida.

Una de las cosas más impresionantes de esta experiencia son las preciosas vistas de la Bahía de Palma que puedes contemplar mientras disfrutas del copioso desayuno.

En la página web del hotel hay un listado de los platos que componen el desayuno, pero es algo distinto al que nos sirvieron a nosotros (suele variar según la temporada del año), así que os lo explico un poco de memoria y os señalo entre paréntesis qué platos fueron los que más me gustaron.

Primer paso: zumos de frutas. En nuestro caso fueron zumos de naranja, manzana verde (mi favorito), lichi y fruta de la pasión.

Segundo paso: yogures y frutas. Nos sirvieron crema de moka con chantilly (mi favorita), mousse de chocolate y cerezas, yogur de frambuesa y vainilla con cereales crujientes, arroz con leche, sandía con hierbabuena y melón en reducción de zumo de naranja.

Tercer paso: tostadas con mantequillas y mermeladas. Aquí pudimos degustar mantequilla de frambuesa, mantequilla de puerro (mi favorita), mantequilla de salmón, crema de chocolate, y mermelada de melocotón y vainilla. Este paso fue posiblemente el que más me gustó de todos, me pareció realmente original y algunas mantequillas, como la de puerro, fueron un auténtico descubrimiento.

Cuarto paso: bocados salados. Un delicioso surtido compuesto por sandwich de trufa y queso mahonés, kataifi con chistorra, ensaimada con miel y sobrasada (mi favorito), crema de foie con jamón ibérico, rollito de morcilla, empanadilla rellena de pollo al curry y ravioli de atún con salsa de soja.

Quinto paso: huevos. Aquí nos sirvieron un huevo pochado con setas y crema de avellanas, acompañado de pan de morcilla y una copa de vino blanco. (En la foto podéis ver a Miranda entretenida con el iPad).

Sexto paso: surtido de dulces. En nuestro caso fueron: brownie, ensaimada de albaricoque rellena de crema (mi favorito), empanadillas de melocotón y canela, y cremadillo de crema y almendras.

Séptimo paso: bebidas. Para finalizar nos sirvieron varias infusiones, café y chocolates. En concreto, infusión de hierbaluisa con naranja, infusión de anís con hierbas, té verde, batido de chocolate negro con lavanda, chocolate blanco a la taza con cardamomo (mi favorito) y capuccino.

A pesar de la gran cantidad de platos que nos sirvieron, lo cierto es que pudimos terminarnos casi todo. Pero, eso sí, acabamos llenísimos y nos sirvió de desayuno/comida, todo junto.

En resumen, una experiencia maravillosa para los amantes de los desayunos, tanto por el delicioso surtido de platos dulces y salados, como por las preciosas vistas y la tranquilidad del ambiente. Si estáis por Mallorca, os recomiendo que paséis a probarlo.

¡Feliz domingo!