Hacía tiempo que quería preparar esta tarta de fresas y ruibarbo pero no sabía dónde podía encontrar este último ingrediente. Para los que no lo conozcáis, el ruibarbo es una planta similar al apio pero con tonos rojizos y un sabor ácido que lo hace perfecto tanto para platos dulces como salados. Yo sólo lo había probado en unas piruletas grandes que compré en Portaventura y en unos caramelos de ruibarbo y crema inglesa que vendían en El Corte Inglés. Todos riquísimos. Pero por fin la semana pasada, mi padre encontró ruibarbo en una parada del Mercado Central de Valencia, así que al día siguiente me puse a preparar esta deliciosa tarta.
Esta receta está basada en la tarta de ruibarbo y frambuesas de Martha Stewart pero con algunas variaciones en el relleno (no le he puesto zumo de limón para que no quedara muy ácida, he añadido una cucharadita de canela y he cambiado la harina de trigo por harina de maíz). La base de la tarta es exactamente igual que la de Martha Stewart y podéis encontrar la receta en inglés aquí.
Para la base:- 3 y 3/4 tazas de harina normal
- 1 cucharadita y media de sal
- 1 cucharadita y media de azúcar
- 340 gr. de mantequilla
- 3/4 de agua fría
Mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Después añadimos la mantequilla cortada en trocitos y la vamos incorporando con el tenedor, haciendo como migas. Añadimos la mitad del agua fría y empezamos a amasar la mezcla. Luego añadimos el resto de agua, terminamos de amasar y formamos una bola. Aplastamos un poco la bola, la envolvemos en plástico y la guardamos en la nevera durante una hora. Pasado este tiempo, dividimos la masa en dos partes y una de ellas la alisamos con el rodillo y la extendemos sobre un molde de tarta de 28 cm.
Para el relleno:
- 3 tazas de ruibarbo pelado y cortado en rodajas
- 3 tazas de fresas cortadas en cuartos
- 1 taza de azúcar moreno
- 1/2 taza de azúcar normal
- 25 gr. cucharada de mantequilla sin sal cortada en láminas finas.
- 1/4 de harina de maíz
- 1 cucharadita de canela
- 1/4 cucharadita de sal
Mezclamos las fresas y el ruibarbo con el azúcar, la sal, la harina de maíz y la canela. Volcamos la mezcla sobre la base de la tarta y refrigeramos mientras preparamos el entramado de masa que irá en la parte de arriba.
Extendemos con el rodillo la otra mitad de la masa que habíamos reservado y la cortamos en tiras. Después, sacamos la tarta de la nevera, repartimos sobre la mezcla de fruta los trocitos de mantequilla y colocamos encima las tiras verticales de la masa. Luego vamos colocando las tiras horizontales intercalándolas por encima y debajo de las anteriores, como se ve en la foto.
Para pintar la tarta utilizamos una yema de huevo mezclada con dos cucharadas de nata líquida. Después espolvoreamos azúcar moreno por encima y la horneamos a 180º durante al menos una hora. Estará lista cuando veamos que la parte de arriba está dorada y el interior hace burbujitas.
Por último, la dejamos enfriar sobre una rejilla y la servimos acompañada de helado de vainilla, como en la primera foto.
Me ha encantado el sabor de esta tarta, dulce por las fresas y ligeramente ácida por el ruibarbo. Os recomiendo que la probéis, porque el ruibarbo le da un toque muy original. Para mí ha sido un descubrimiento. Además, ya habéis visto lo fácil que es de preparar.
¡Que la disfrutéis!