Hace un par de meses, aprovechando las fiestas de Semana Santa, fuimos a visitar Amsterdam, una ciudad que aún no conocíamos y teníamos muchas ganas de recorrer. Hoy voy a enseñaros únicamente lo que comimos allí (que es una de las cosas que más me gusta de viajar), y así puedo extenderme más en este tema. En otro post ya os contaré las cosas que más nos gustaron de nuestro viaje, como suelo hacer.
Desde que tenemos a Miranda, preferimos alojarnos en apartamentos por la comodidad que supone y por el hecho de poder cenar en casa tranquilamente. Miranda come muy poquito fuera de casa, así que con esto nos asegurábamos que cenara bien y también podíamos prepararle un "tupper" de comida para cuando estábamos fuera. Además, en Amsterdam está muy de moda todo lo "eco" y "healthy", así que es fácil encontrar tiendas donde venden por ejemplo boles de fruta fresca cortada, que resultan perfectos como tentempié y a Miranda le encantan.
Volamos un miércoles por la tarde-noche y volvimos el lunes por la mañana, así que únicamente estuvimos cuatro días completos en la ciudad. En esos días pudimos visitar unos cuantos sitios de brunch (ya sabéis lo mucho que nos gustan) y probar algunos platos típicos holandeses, así que tomad nota porque os dejo una lista de lo que más nos gustó.
Metropolitain
Este fue posiblemente nuestro brunch favorito, sencillo pero delicioso. Metropolitain es un pequeño restaurante, situado en el centro de la ciudad, que tiene una decoración de estilo parisino muy acogedora, con mesas de mármol y sillones de piel.
Aquí comí las french toast más ricas que he probado nunca, ligeras, esponjosas y acompañadas de frutos rojos, sirope de arce y yogur. El Chico Pecoso pidió unos huevos Benedict con salmón y aguacate, que también estaban riquísimos.
Pluk
Hacía tiempo que seguía a @plukamsterdam en Instagram y tenía muchas ganas de conocer el sitio. Es una cafetería/restaurante, situada en el barrio de Jordaan, que también cuenta con un espacio de tienda donde venden productos de menaje, papelería y decoración. Allí aprovechamos para comprar algunos recuerdos con la imagen de los icónicos edificios holandeses.
Para desayunar, me decanté por las clásicas tortitas holandesas que, aunque se parezcan a los pancakes americanos, son distintas en cuanto a sabor y textura. Los platos estrella de Pluk son los smoothie bowls de açaí, mango u otras frutas, que acompañan con semillas, frutos secos, etc. Además, su repertorio de tartas y bizcochos recién hechos (que podéis ver en la primera foto de este post) es muy apetecible.
Corner Bakery
Próxima a la zona de los museos está esta pequeña cafetería que resulta perfecta para ir a desayunar o tomar algo a media tarde.
Lo que más le gustó a Miranda de Corner Bakery fueron sus vistosos batidos, o mejor dicho, los cereales de colores con los que los decoran.
La carta era breve pero variada: sándwiches, tartas, tortitas, french toast, zumos, batidos, limonada rosa, donuts de colores...
Yo pedí un bol de yogur con granola y fruta, el Chico Pecoso un sándwich de pollo teriyaki y para Miranda, un panecillo tostado con mantequilla, Nutella, crema de cacahuete casera (riquísima) y mermelada.
Blue Amsterdam
Lo mejor de Blue Amsterdam son sus panorámicas vistas de toda la ciudad. Se encuentra situado en el centro de Amsterdam dentro del edificio más alto del lugar, por lo que ofrece unas vistas increíbles de las distintas zonas (norte, sur, este y oeste), que aparecen señaladas en cada cristalera.
La comida aquí era lo de menos, pero aprovechamos para probar las croquetas holandesas de queso con salsa de mostaza que, junto con las croquetas de carne (bitterballen), son uno de los platos típicos de su gastronomía.
Fishbar Saltzer
El pescado frito y el marisco son dos de los platos más comunes de la comida holandesa, sobre todo en ciudades de costa como Amsterdam. De entre todos los "fish bar" de la ciudad elegimos Saltzer, que se encuentra situado dentro de la Estación Central de trenes, junto al paseo marítimo.
Saltzer tiene una decoración muy original, donde se mezcla el estilo industrial con las mesas de madera y los asientos de piel. Además, cuenta con enormes ventanales de cristal desde los que puedes ver el mar mientras comes.
Nosotros pedimos unas ostras con distintos aliños (salsa de mango, wasabi ponzu y vinagre de vino tinto con chalotas), media langosta y el clásico fish and chips de merluza, que venía acompañado de cuatro salsas distintas: guacamole de guisantes con menta, ensalada de col, salsa tártara y mayonesa casera. Aquí podéis ver todos los platos que ofrece su carta.
Estaba todo riquísimo, especialmente el pescado frito, y muy bien de precio. Este fue sin duda uno de nuestros sitios favoritos de todos los que visitamos.
Dulces callejeros y clásicos holandeses
En Amsterdam hay máquinas expendoras de croquetas, puestos de perritos calientes, gofres o patatas fritas (esto último lo consideran uno de sus platos más típicos). Y también panaderías con deliciosos merengues gigantes de colores (ya sabéis que me chiflan los merengues crujientes) o los clásicos stroopwafels.
Los stroopwafels son los dulces más típicos del país. Consisten en dos finas capas de galleta crujiente rellenas de caramelo caliente. Se venden en paquetes en todos los supermercados, pero recién hechos es como más ricos están.
El de la foto es de nuestra visita a Keukenhof, que os la contaré en otro post (si tengo ocasión). Allí también había carritos que ofrecían helados y, lo mejor de todo, deliciosas fresas con o sin nata.
Aparte de todos los tentempiés dulces y salados, uno de los alimentos típicos de allí que nos encantaron (especialmente a Miranda) fueron sus quesos Edam y Gouda. De este último, llevábamos siempre una cuña encima, porque Miranda lo probó en una de las muchas tiendas de quesos que hay por la ciudad y nos lo pedía todo el rato.
Food Hallen
Este espacio nos pareció genial, una fantástica idea que simula puestos de comida callejera pero dentro de un espacio cubierto (esto era importante porque en la época que fuimos hacía mucho frío), con un diseño muy cuidado y música actual.
Food Hallen tiene una amplia y variada oferta gastronómica con restaurantes vietnamitas, japoneses, mexicanos, pizzerías, hamburgueserías, pastelerías... e incluso un puesto español en el que compramos jamón ibérico para Miranda, que le encanta.
Los puestos de comida están en los laterales y la zona central está ocupada por mesas, que son comunes a todos los puestos, junto con la barra de bebidas. Es un sitio genial para tomar algo o cenar.
Nosotros, como lo teníamos muy cerca del apartamento que alquilamos, solíamos pedir algo de cena allí para llevar o nos acercábamos después de cenar para tomar el postre.
Miranda esperando por nuestras pizzas.
El puesto de Petit Gâteau era una delicia para la vista y para el paladar. Era muy difícil decidirse entre sus tartaletas de mil sabores, pero os puedo decir que todas las que probamos estaban impresionantes: pistacho, caramelo salado, avellana, limón y merengue...
Y, por último, nuestro mejor descubrimiento en Food Hallen: I Scream Waffle, un gofre relleno de helado y servido dentro de un cono de cartón. Son unos gofres muy ligeros (nada dulces), con los bordes crujientes y que combinan genial con el helado, porque no se hacen nada pesados. Nos gustaron tanto que al día siguiente volvimos para probar su gofre estrella, "The Unicorn", relleno de helado, nata, sprinkles, mini marshmallows y un bastón de caramelo (os lo enseñé en Instagram).
Y hasta aquí nuestras recomendaciones gastronómicas del viaje, que espero os sirvan para vuestras próximas visitas a Amsterdam. Nosotros nos quedamos con ganas de conocer algunos otros restaurantes, sobre todo terrazas y jardines, que por el mal tiempo no pudimos disfrutar, pero esperamos volver algún verano para seguir recorriendo todo lo que nos falta de esta preciosa ciudad.
¡Feliz domingo!