Llevo más de seis años escribiendo en este blog, al principio sin una periodicidad definida y luego una vez a la semana, todos los domingos. En estos años he vivido los momentos más felices de mi vida, que he compartido con vosotros: nuestra boda, la llegada de Totoro, el nacimiento de Miranda, un montón de preciosos viajes...
Como sabéis, mi blog ha sido siempre un hobby. Tengo mi trabajo de lunes a viernes y el blog era mi afición para los fines de semana. Alguna vez os he comentado en Instagram, después de tener a Miranda, que estaba pensando dejar el blog por falta de tiempo, pero en realidad no es la falta de tiempo lo que me hace planteármelo, es que mis prioridades han cambiado. Ahora prefiero pasar ese tiempo con mi familia. No me gusta que ellos se vayan al parque mientras yo preparo una tarta o hago fotos a una mesa. Igual dentro de un tiempo sí, o de vez en cuando, pero no por obligación y no todas las semanas. Yo quiero ir al parque con ellos.
Me encanta este blog y me gusta compartir mis aficiones en él, aunque no reciba ninguna remuneración (quizás precisamente por eso). Durante estos seis años, he seguido publicando en el blog porque es algo que me hace feliz, y sobre todo, me hace feliz gracias a vosotros, a los comentarios tan cariñosos que me dejáis todas las semanas aquí y en las redes sociales. A la mayoría ya os conozco por vuestro nombre (o por el de vuestro blog) y formáis parte de mi pequeña familia cibernética. Cada vez que preparáis una receta y me decís que os ha encantado o me mandáis fotos, cada vez que me contáis cómo habéis disfrutado de vuestro viaje a la campiña inglesa o a Alsacia, cada vez que un novio/marido me escribe para que le aconseje sobre cómo sorprenderos con un picnic romántico, una cestita de regalo o una letra con bombillas, cada vez que me decís que os alegro los domingos porque podéis desayunar mientras leéis mi post semanal, no os podéis imaginar la ILUSIÓN que me hace. Vosotros sí que me alegráis el día (y el mes entero). Sois quienes dais sentido a todo esto.
Por eso, no lo voy a dejar. Como os digo, el blog me hace muy feliz, aunque no me hace tan feliz como Miranda. Así que a partir de ahora dedicaré menos tiempo al blog y más a mi familia. Como no quiero que se convierta en una obligación, no os puedo decir si publicaré cada 15 días (que es mi idea inicial) o una vez al mes, pero seguiré por aquí.
Y ahora, cambiando de tema y como me lo habéis pedido alguna vez en las redes sociales, por fin voy a dar la cara. ;) Conocéis a Miranda, a Totoro y hasta al Chico Pecoso, pero si me seguís desde hace menos de cuatro años, es posible que no me conozcáis a mí.
Mi amiga Laura, que es escritora (y muy buena, por cierto), dice que no puedo salir en mi blog, que lo guay es mantener el misterio hasta el final. Pero lo cierto es que yo ya os enseñé alguna foto de mi cara en el post de mi boda, así que no hay ningún misterio. Es verdad que en esas fotos no llevo gafas, pero tampoco soy Clark Kent, se me puede reconocer fácilmente con ellas.
He elegido unas fotos de nuestras vacaciones en la campiña inglesa (concretamente del picnic en Cowley Manor), porque fue el viaje donde más feliz he sido y porque de ahí es también mi foto de perfil del blog. No sé si cambiarla por alguna de estas a partir de ahora, porque la otra me encanta, pero de momento aquí os las dejo.
Esto no significa que ahora vaya empezar a salir en el blog o a hacerme selfies en Instagram. Como os he comentado alguna vez, soy bastante vergonzosa y no me gusta mucho salir por aquí, pero igual que a mí me encanta ver las fotos de muchas bloggers y de sus familias, creo que os debía al menos esto, por todo el cariño y apoyo que me dais cada día.
Me despido hasta dentro de un par de semanas, donde espero poder enseñaros un DIY que estamos preparando.
¡Feliz domingo!