domingo, 30 de junio de 2013

Cómo hacer s'mores en casa (y un kit para llevar o regalar)

Un s'more es un postre típico de boy scouts y girl scouts, muy popular en EE.UU. y Canadá, que suele tomarse en acampadas alrededor de una hoguera y se compone de galletas, chocolate y marshmallows. Y hoy os voy a enseñar cómo hacerlo en casa de la forma más auténtica posible, construyendo nuestra propia hoguera para tostar los marshmallows al fuego (algo que me moría por hacer desde que era pequeña).

Para hacer la hoguera utilicé el fogón de la fondue (sólo el cacharro de dentro, sin el asa) y lo coloqué sobre un plato de pizarra y unas cuantas piedras de diferentes tamaños (todo esto lo compré en la tienda Casa).

1. Primero colocamos las piedras grandes en el borde del plato de pizarra. 
2. Luego lo llenamos con la gravilla fina.
3. A continuación, hacemos un poco de hueco en la gravilla y colocamos en el centro el fogón.
4. Finalmente, utilizamos las piedras medianas para cubrir el fogón, dejando únicamente espacio en el centro para que salga la llama.

Una vez terminada la hoguera, ya podemos encenderla como haríamos con la fondue, con alcohol de quemar y una cerilla. Y preparamos los ingredientes para hacer nuestros s'mores.

Un s'more lleva dos galletas Graham (como no encontré, utilicé galletas de cereales), un trocito de chocolate y un marshmallow (malvavisco o nube blanca) tostado al fuego.

Tradicionalmente se usa chocolate con leche, pero también podemos hacerlos con chocolate negro (a mí me gusta más), chocolate con almendras o del tipo que queramos.

Utilizando una rama (previamente lavada) o un palo de brocheta, pinchamos un marshmallow y lo asamos lentamente al fuego, de forma que el interior se vaya derritiendo y el exterior se quede tostado.

Hay que tener cuidado de no acercar demasiado los marshmallows al fuego o los pobres acabarán muy chamuscados y no nos los podremos comer.

Una vez tostado el marshmallow y mientras aún está caliente, lo ponemos sobre una galleta con dos o tres trocitos de chocolate, lo tapamos con otra galleta y sacamos el palo. 

Apretamos un poco las galletas y lo dejamos unos segundos para que el calor del marshmallow derrita el chocolate.

Cuando el chocolate se empiece a derretir, ya podemos disfrutar de nuestro delicioso s'more ¡y empezar a preparar el siguiente!

Al ser un dulce tan fácil y rápido de preparar, una idea muy buena es hacer kits para llevar o regalar con los ingredientes que se necesitan para hacer s'mores. Yo utilicé unas cajitas de Selfpackaging que tenía en casa.

En cada kit puse lo necesario para hacer cuatro s'mores: un portavelas, dos velitas pequeñas (la segunda por si acaso), cuatro marshmallows, ocho galletas, doce trocitos de chocolate (negro y con leche), cuatro palos de brocheta y una cerilla.


Si nunca lo habéis hecho, os animo a que tostéis vuestros marshmallows para preparar unos cuantos s'mores. Os encantará la combinación de la galleta crujiente, el chocolate derretido y el sabor dulce y ahumado del marshmallow. Ricos, fáciles y muy divertidos de preparar con los niños.

¡Feliz domingo!

domingo, 23 de junio de 2013

Cuatro sencillas bebidas veraniegas

¡Por fin ha llegado el verano! Y, para celebrarlo, os traigo varias recetas de bebidas veraniegas, a cada cual mejor: agua de frutas, sangría blanca, limonada de cereza y té helado de albaricoque. Todas ellas deliciosas y refrescantes, ideales para disfrutar en estas calurosas tardes en la terraza, junto a la piscina, en la playa o donde queramos.


Agua de frutas

Estas aguas de frutas son muy sencillas de preparar, fáciles de conservar y resultan muy sanas y refrescantes, porque no llevan azúcar, únicamente agua, hielo, frutas y algunas hierbas. Es una idea fantástica que descubrí aquí.

Para prepararlas, llenamos cada tarro hasta 1/3 de su capacidad con los trozos de la fruta elegida (y hierbas, si es necesario). Aplastamos un poco la fruta para que suelte su jugo pero sin triturarla demasiado. Luego llenamos los tarros con hielo y a continuación con agua. Removemos todos los ingredientes con un mezclador o una cuchara larga, cerramos los tarros y los dejamos reposar dentro de la nevera sobre una hora (se pueden conservar así varios días).

Los sabores que yo hice son: naranja y lavanda, sandía y menta, frambuesa y lima, y una mezcla de cítricos (naranja, limón y lima). La verdad es que no sabría con cuál quedarme, porque los cuatro estaban riquísimos, pero me ha sorprendido especialmente el sabor de la lavanda con la naranja.

Sangría blanca

Esta receta es de Whole Kitchen Magazine y resulta deliciosa porque es mucho más suave que la sangría normal y, por ello, destaca más el sabor de la fruta.

- 1 litro de vino blanco
- 1/2 litro de gaseosa
- 2 naranjas
- 2 limones
- 1 nectarina
- 1/2 melocotón
- 1/2 manzana verde
- Grosellas
- 3 cucharadas de azúcar
- 30 ml. de ron añejo (es opcional, yo no lo puse)

Preparamos algo de zumo con las naranjas y los limones (reservando medio de cada para añadir en rodajas). Ponemos el vino en la jarra que vayamos a utilizar para servir. Añadimos el zumo y el azúcar, y mezclamos. Cortamos el resto de la fruta en rodajas, la añadimos a la mezcla y dejamos reposar al menos una hora. Luego añadimos la gaseosa muy fría junto con un poco de hielo. Removemos y servimos.

Una idea muy buena para enfriar, y a la vez decorar, nuestras bebidas veraniegas es hacer hielos con frutas o hierbas dentro. Yo preparé unos cuantos con rodajas de limón, frambuesas, grosellas y hojas de menta.

Limonada de cereza

Esta receta me ha encantado, es de Martha Stewart y me parece una buena forma de dar un aire distinto a la clásica limonada. Le añade el delicioso sabor de las cerezas y le da, además, un bonito color rosa (o rojo, si las dejamos más tiempo). El resultado no puede ser mejor.

- El zumo de 8 limones
- 2 litros de agua fría
- 130 gr. de azúcar
- 300 gr. de cerezas, sin hueso

Mezclamos el zumo de limón con el azúcar. Cuando se haya disuelto, añadimos el agua y las cerezas. Removemos todo bien, para que las cerezas suelten su jugo y servimos en vasos con hielo.

Té helado de albaricoque

Esta receta la hice a partir de esta otra de té helado de melocotón. Si os gusta el té helado, tenéis que probarla, porque el albaricoque le da un toque dulce muy suave que os encantará.

- 1 litro de agua
- 8 albaricoques, cortados y sin hueso
- 4 bolsitas de té verde o negro
- 100 gr. de azúcar
- Hojas de menta para decorar

Ponemos el agua en un cazo a fuego fuerte, cuando empiece a hervir apagamos el fuego e introducimos los albaricoques cortados en cuartos y las 4 bolsitas de té dentro del agua. Dejamos infusionar 5 minutos y retiramos las bolsitas de té. Dejamos los albaricoques en el agua entre media hora y una hora. Pasado este tiempo, los retiramos, añadimos el azúcar, mezclamos bien y refrigeramos. Servir muy frío decorado con unas hojas de menta.

Espero que os hayan gustado estas refrescantes bebidas y que estéis disfrutando del comienzo del verano como se merece, con baños en la playa (o la piscina), cenas al fresco, un poco de sol y muchos helados.

¡Feliz domingo!

domingo, 16 de junio de 2013

Tarta de moras al estilo de la campiña inglesa

Hoy os traigo esta tarta de moras al estilo de la campiña inglesa (Cotswolds, en inglés), que llevaba tiempo queriendo preparar. Se llama Bibury Blackberry Pie porque es uno de los postres típicos de Bibury, un pueblecito precioso de la campiña que ya os mencioné en el post sobre nuestro viaje allí el verano pasado.

Esta receta es del libro "Favourite Cotswold Recipes" que me compré cuando estuvimos allí. Para la base, como simplemente dice que lleva pasta brisa, utilicé la misma receta de Martha Stewart que en la tarta de fresas y ruibarbo.

Ingredientes para la base:

- 510 gr. de harina
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de azúcar
- 340 gr. de mantequilla
- 120 ml. de agua fría

Mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Añadimos la mantequilla en cubos y mezclamos bien con un tenedor o la batidora hasta formar migas grandes. Añadimos 60 ml. de agua fría y amasamos. Si la masa todavía está seca, añadimos el resto. Si la masa ya está elástica, formamos una bola, la envolvemos en papel film y la refrigeramos durante al menos una hora. Pasado ese tiempo, la sacamos de la nevera, esperamos a que se atempere y estiramos la mitad de la masa con un rodillo (siempre sobre una superficie enharinada), lo suficiente para cubrir nuestro molde. Reservamos la otra mitad.

Ingredientes para el relleno:

- 500 gr. de moras frescas, lavadas y escurridas
- 115 gr. de azúcar moreno
- 1/2 cucharadita de canela
- 50 gr. de mantequilla
- 1 cucharada de Jerez

Mezclamos las moras con el azúcar y la canela y las colocamos sobre la base de la tarta. Cortamos la mantequilla en pequeñas láminas y las colocamos por encima de las moras. Después, las rociamos con el Jerez y cubrimos la tarta con la masa sobrante formando un enrejado.

Para hacer el enrejado, estiramos con el rodillo la otra mitad de la masa que habíamos reservado y cortamos diez tiras finas, procurando que todas tengan aproximadamente la misma medida de ancho.

Colocamos primero todas las tiras verticales y luego vamos colocando las tiras horizontales de forma alterna, como podéis ver en las fotos, empezando por la tira central. Cuando hayamos acabado, recortamos los trozos sobrantes y sellamos el borde de la tarta con la ayuda de un tenedor.

Pincelamos la tarta con una yema de huevo y un poco de leche, espolvoreamos la superficie con azúcar y la horneamos a 180º durante una hora, veremos que la superficie está dorada y salen burbujitas del interior.


Pasado este tiempo, sacamos la tarta del horno y la dejamos templar al menos media hora sobre una rejilla.
Por cierto, la cestita para las moras, los boles y el delantal son de Anthropologie. El plato de tarta (de 26 cm. de diámetro) lo compré en Amazon.

En el libro de los Cotswolds recomiendan servir la tarta todavía caliente acompañada de nata fresca, al estilo campestre.

Es una tarta sencilla y rica, sin más ingredientes que las moras silvestres, con el aroma del Jerez y la canela, con una cobertura crujiente y dulce, y con mucho sabor a fruta.

Al hornearla, las moras soltarán su jugo, así que no os asustéis al cortar un pedazo. Si preferís que el jugo espese un poco (lo notaréis sobre todo al enfriarse), podéis añadir un par de cucharadas de harina de maíz a las moras cuando las mezcléis con el azúcar.

Espero que os guste esta receta de la campiña inglesa. A mí me ha traído muy buenos recuerdos de nuestro viaje y me han entrado unas ganas locas de volver a visitarla.

¡Feliz domingo!

domingo, 9 de junio de 2013

DIY: Corona de flores naturales

Como ya os comenté en el DIY del tipi indio, hace un par de semanas fue el cumpleaños de mi sobrina Martina. Y para que en su cumple estuviera más guapa aún si cabe, quise hacerle una pequeña corona con flores naturales, aprovechando que la primavera nos permite elegir entre una gran variedad de ellas.


Para hacerla, utilicé: tres tipos de alambre de diferente grosor, alicates y tijeras, un lazo, washi tape rosa (lo ideal es cinta floral, pero yo no encontré) y las flores que queramos utilizar.

Para elegir las flores, lo primero que tenemos que decidir son los colores de nuestra corona. Yo quería que tuviera blanco, amarillo, fucsia y morado, así que elegí las flores que veis en la foto: margaritas, rosas mini, paniculata, minutisas (o clavel del poeta) y unas florecitas moradas que no sé cómo se llaman.

Lo primero que hice fue cortar un trozo del alambre más grueso y cubrirlo con el lazo y el washi tape rosa.

Con el alambre más fino de todos, que era como hilo dorado, formé ramitos con las flores moradas para que tuvieran más presencia y fueran más fáciles de sujetar a la corona, ya que sus tallos eran muy finos.

Después, con el alambre mediano, fui sujetando las flores a la corona y aplastando las puntas hacia dentro con los alicates, de forma que no quedara ningún extremo que pudiera pinchar.

Y, por último, recubrí con un poco más de washi tape los extremos de la corona.

Para que las flores estén frescas y tengan buen aspecto, lo mejor es hacer la corona el mismo día. Si no es posible, siempre podemos guardar la corona dentro de un recipiente hermético en la nevera y rociar las flores con un poco de agua. Aguantarán dos o tres días, aunque no estarán igual de frescas.

La verdad es que a Martina no le duró mucho rato puesta la corona, pero pude hacerle alguna foto para que vierais lo bien que le quedaba. Además, aunque en la foto no se puede ver entero, Martina llevaba este vestido de Zara, que le iba genial con la corona de flores.

Si no queréis hacerla con flores frescas porque duran muy poquito, siempre podéis utilizar flores secas o de seda y conservar así vuestra corona.

¡Feliz domingo!

domingo, 2 de junio de 2013

Crackle cookies de chocolate

Ayer preparé estas crackle cookies de chocolate, que en español sería algo así como galletas resquebrajadas. Además de estar buenísimas, me encanta el aspecto que tienen, con el contraste entre el chocolate oscuro y el azúcar tan blanco.

La receta es del libro Cookies de Martha Stewart y da para unas 60 galletas. He pasado los ingredientes de tazas a gramos para facilitaros el proceso a los que no tenéis tazas medidoras.

Ingredientes:

- 225 gr. de chocolate semidulce (56% de cacao)
- 180 gr. de harina
- 65 gr. de cacao puro en polvo
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 1/4 de cucharadita de sal
- 113 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 300 gr. de azúcar moreno
- 2 huevos grandes
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 70 ml. de leche entera
- Azúcar blanco y azúcar glas para cubrir las bolitas

Derretimos el chocolate troceado al baño María y lo dejamos enfriar. En un bol tamizamos la harina, junto con el cacao, la levadura y la sal, y reservamos. 

Batimos la mantequilla con el azúcar moreno en la batidora a velocidad media hasta que quede una mezcla cremosa, unos 3 minutos. Después añadimos los huevos y la vainilla. A continuación, incorporamos el chocolate derretido y batimos hasta que esté todo bien mezclado. Bajamos la velocidad y añadimos la mitad de la mezcla de harina, luego la leche, y finalmente, la otra mitad de la harina. 

Cuando esté todo bien mezclado, separamos la masa en cuatro partes iguales, formamos cuadrados, los envolvemos en papel film y los refrigeramos hasta que cojan consistencia, unas dos horas. Pasado este tiempo, sacamos uno de los paquetes (es mejor ir sacando los paquetes de la nevera uno a uno para que no se derritan) y lo cortamos en 16 cuadraditos (4x4). Si queremos que las galletas sean más grandes, podemos cortarlos en 12 trocitos (yo hice de varios tamaños).

Formamos bolitas con cada trocito de masa y las rebozamos primero en azúcar normal.

Y luego en azúcar glas (la primera capa sirve para que la segunda se agarre mejor). 

Ponemos las bolitas sobre la bandeja de horno con papel vegetal, dejando separación entre ellas para que no se peguen, y las horneamos a 175º durante 12 ó 15 minutos, hasta que veamos que la superficie se resquebraja.

Pasado este tiempo, las sacamos y las dejamos enfriar sobre una rejilla.
Como salen un montón de cookies con esta receta, aproveché para preparar unos cuantos paquetitos para regalar.


Aunque están tan buenas que te las comes casi sin darte cuenta. El Chico Pecoso y yo, mientras merendábamos y hacíamos los paquetes, nos cominos una docena.

Tienen la textura perfecta: crujientes por fuera y blanditas por dentro. Y lo mejor de todo, con mucho sabor a chocolate.

Se pueden guardar perfectamente en una lata o un recipiente hermético durante una semana. Espero que os gusten.

¡Feliz domingo!