Se podría decir que en los más de cinco años que llevo
escribiendo este blog una de las cosas que más ha cambiado es la fotografía. En
el tema de las recetas, sobre todo, se puede ver una clara evolución desde las
primeras fotos que publiqué y que hacía con una cámara compacta, con luz
artificial y sin editar, a las fotos de ahora, con cámara réflex, luz natural y
editadas en ordenador.
Por eso y porque muchas veces me preguntáis por la cámara
que utilizo, objetivo, etc., he querido compartir con vosotros algunos consejos
básicos que pongo en práctica cada semana en las fotos que veis en el
blog y que a lo mejor os sirven de ayuda para las vuestras.
1. El ángulo de disparo
Es importante decidir el ángulo de disparo que queremos utilizar y reconocer cuál es el que más favorece a nuestros platos. Los ángulos cenitales quedan muy bien en las
fotografías culinarias, pero a mí me gustan también los ángulos picados, porque considero que a veces aportan más información a la imagen.
Para tomar este tipo de fotos rara vez utilizo trípode, me gusta hacer las fotos cámara en mano y suelo subirme al banco del comedor (e incluso a la mesa) para las fotografías cenitales.
De todas maneras, os recomiendo que probéis muchos ángulos distintos y os quedéis con el estilo que más os guste o más le vaya al tipo de plato. Por ejemplo, al fotografiar una tarta de varios pisos, me gusta hacer siempre algunas fotos a su altura.
A la izquierda: ángulo cenital. A la derecha: ángulo picado. |
De todas maneras, os recomiendo que probéis muchos ángulos distintos y os quedéis con el estilo que más os guste o más le vaya al tipo de plato. Por ejemplo, al fotografiar una tarta de varios pisos, me gusta hacer siempre algunas fotos a su altura.
2. Utiliza luz natural
La diferencia entre hacer las fotos en casa
con luz artificial a hacerlas con luz natural es enorme. Cuando empecé con el
blog, hacía las recetas al volver del trabajo, por la tarde o por la noche, y
no me quedaba más remedio que hacer las fotos con luz artificial.
Pero cuando empecé a hacer las fotos los fines de semana y vi la diferencia,
ya no volví a hacerlas nunca más con luz artificial. En verano, al haber más horas de luz puedo hacer fotos entre semana, pero en invierno
esto se convierte en misión imposible, y mis sesiones se tienen que limitar a los fines de
semana (y más teniendo en cuenta que fotografío tanto el resultado final como el paso a paso de cada receta).
La elección de la dirección de la luz también es importante según el estilo que queráis darle a las fotos. Una de las iluminaciones que más me gusta es cuando la luz principal viene desde atrás (es decir, a contraluz). Aunque normalmente, para que el objeto no quede oscuro por delante, es necesario usar un reflector. Otra opción que también suelo utilizar es colocar los objetos con la luz principal a un lado. En ambos casos la mesa recibe un segundo foco de luz (aunque menos intensa) lateral y trasera respectivamente, como podéis ver en las fotos.
A la izquierda: luz artificial. A la derecha: luz natural |
La elección de la dirección de la luz también es importante según el estilo que queráis darle a las fotos. Una de las iluminaciones que más me gusta es cuando la luz principal viene desde atrás (es decir, a contraluz). Aunque normalmente, para que el objeto no quede oscuro por delante, es necesario usar un reflector. Otra opción que también suelo utilizar es colocar los objetos con la luz principal a un lado. En ambos casos la mesa recibe un segundo foco de luz (aunque menos intensa) lateral y trasera respectivamente, como podéis ver en las fotos.
A la izquierda: luz principal trasera. A la derecha: luz principal lateral. |
El trípode lo utilizo muy poco, únicamente cuando quiero hacer fotos en las que aparezcan mis manos, por ejemplo, cortando un bizcocho, rallando chocolate, etc.
3. Usa el modo manual de tu cámara
Como os comentaba al principio del post,
durante los primeros años del blog utilicé una cámara compacta automática que no
me dejaba muchas posibilidades de ajustes para las fotos y que además tenía una
óptica malísima (muchísimo peor que los móviles que tenemos ahora). Todo mejoró con nuestra primera réflex digital, la Nikon D3100 (la más básica de la
gama pero más que suficiente para hacer buenas fotos), con la que empecé a disparar en modo manual. Os
recomiendo que dejéis aparcado el modo automático para disparar con mayor
libertad en modo manual, eligiendo la velocidad de obturación y apertura de
diafragma que más os convenga para cada momento (si no sabéis qué son estas
cosas, aquí tenéis una pequeña guía).
Ahora tenemos una nueva réflex, la Nikon
D7100, que es mejor que la anterior y hace las fotografías más
nítidas, pero donde realmente he notado diferencia ha sido en la capacidad de aumentar la ISO (equivalente a la
sensibilidad del carrete) sin que salga ruido en la foto y aprovechar, de este modo, las últimas horas de luz del día.
4. La elección del objetivo
El objetivo que uso siempre en las fotos de
recetas desde hace más de dos años es el 35 mm 1,8f (antes usaba el 18-55 mm
que traía la cámara de serie). Igual os preguntáis por qué uso un 35 mm. y no un 50 mm como utilizan
Jackie Rueda y otros fotógrafos para este tipo de fotos. Esto es porque mi cámara no es full frame como la
de ellos sino crop sensor (las cámaras full frame son más profesionales ya que su sensor es de mayor tamaño), así que mi 35 mm equivale a su 50 mm en una cámara full frame.
Si tenéis una cámara réflex crop sensor y os compráis un 50 mm, en realidad
equivaldría a algo así como un 75-80 mm (dependiendo si usáis Nikon o Canon) en las cámaras de estos fotógrafos.
La principal virtud del 35 mm (ó 50 mm en full frame) es que te da un ángulo de visión muy similar a la de tu ojo. El mío tiene una apertura 1,8f por lo que además aporta muchísima luminosidad a la foto y también claridad al ser de focal fija. En aperturas grandes (cuando la profundidad de campo es muy pequeña) consigue unos desenfoques muy bonitos, con un bokeh muy marcado (los circulitos que veis en la foto de arriba).
La principal virtud del 35 mm (ó 50 mm en full frame) es que te da un ángulo de visión muy similar a la de tu ojo. El mío tiene una apertura 1,8f por lo que además aporta muchísima luminosidad a la foto y también claridad al ser de focal fija. En aperturas grandes (cuando la profundidad de campo es muy pequeña) consigue unos desenfoques muy bonitos, con un bokeh muy marcado (los circulitos que veis en la foto de arriba).
5. El balance de blancos
El balance de blancos es fundamental para
que una fotografía saque los tonos reales que vemos nosotros. Mis fotografías
del principio con la cámara compacta automática, al ser en interiores, tenían
unos balances de blancos horribles: algunas eran azules, otras amarillas…
Ahora hago balance de blancos cada vez que inicio una sesión de fotos e incluso
varias veces si ha pasado algo de tiempo entre fotos (preparación, horneado,
etc.), porque la luz natural va variando. De este modo me aseguro de que los colores que aparecen en las fotos son los reales. Alguna vez con las prisas se me ha olvidado
hacer balance de blancos y para eso me ha venido muy bien disparar en RAW (equivaldría a la imagen sin revelar), porque así puedo
corregir perfectamente la temperatura de color de la imagen en el ordenador.
A la izquierda: balance de blancos incorrecto (la foto está azulada). A la derecha: balance de blancos correcto. |
6. La importancia de los detalles
En casa tengo varias teteras, unas
cuantas tazas y boles de colores, manteles y servilletas con diferentes
estampados, cucharitas y algunos objetos más que, además de utilizar a diario
en casa, me sirven para decorar las escenas de desayunos y meriendas que os
enseño en el blog. Yo me suelo decantar por los platos blancos para que la
comida que hay en ellos destaque sobre el fondo.
También me gusta incluir algunos elementos de color en la decoración, que pueden venir de los diferentes elementos que complementan la escena (cucharitas, boles, etc.) o también de flores frescas, algo que me gusta mucho tener en casa. Mis favoritas son las margaritas (blancas, moradas, amarillas…) porque son bonitas, sencillas y, si son frescas, aguantan muy bien varias semanas.
También me gusta incluir algunos elementos de color en la decoración, que pueden venir de los diferentes elementos que complementan la escena (cucharitas, boles, etc.) o también de flores frescas, algo que me gusta mucho tener en casa. Mis favoritas son las margaritas (blancas, moradas, amarillas…) porque son bonitas, sencillas y, si son frescas, aguantan muy bien varias semanas.
Luego intento decorar la escena coordinando los colores de todos estos elementos e intentando que no le roben protagonismo al postre, que es lo realmente importante en la fotografía.
7. Edita la imagen
Es importante usar algún programa de edición de
imagen para las fotos que queremos publicar en el blog. Yo utilizo Photoshop
desde hace muchos años, que es mucho más sencillo de lo que os pueda parecer a primera vista. Aunque la cosa se complica cuando tengo a Miranda encima y le da por empezar a tocar todos los botones. :)
Las cosas que suelo retocar en una foto son la luz, el encuadre y las dimensiones (para que se ajusten al ancho de mi blog de 600px). Y, como os comentaba en el punto 5, si viendo la foto en el ordenador me parece que el balance de blancos no ha quedado bien, también retoco la temperatura de color. Todo esto lo suelo modificar en el RAW de la imagen, que contiene más información que el JPG (formato comprimido de la imagen), aunque en éste también lo podéis hacer.
Las cosas que suelo retocar en una foto son la luz, el encuadre y las dimensiones (para que se ajusten al ancho de mi blog de 600px). Y, como os comentaba en el punto 5, si viendo la foto en el ordenador me parece que el balance de blancos no ha quedado bien, también retoco la temperatura de color. Todo esto lo suelo modificar en el RAW de la imagen, que contiene más información que el JPG (formato comprimido de la imagen), aunque en éste también lo podéis hacer.
8. Utiliza productos frescos (y sé rápido)
El mejor consejo que os puedo dar para que los postres parezcan apetecibles es que realmente lo sean, y eso se consigue utilizando productos frescos de la mejor calidad posible y tratándolos con cariño. En publicidad ya sabemos que utilizan muchas triquiñuelas para hacernos la comida más apetitosa (podéis verlo en este interesante post de Directo al Paladar), pero lo más honesto para que las personas que hagan nuestras recetas no se decepcionen con sus resultados es fotografiarlas tal y como son.
Al usar productos frescos es fácil que se oxiden en el periodo de tiempo que estamos haciendo los fotos y pierdan su color habitual. En algunos casos podemos usar un poco de limón para retrasar su oxidación (en una manzana cortada o un aguacate, por ejemplo), pero lo mejor es que seáis rápidos haciendo las fotos para que todos los elementos estén en su punto perfecto. Las veces que más prisa me he tenido que dar para hacer las fotos ha sido con los soufflés de chocolate, que empezaban a bajarse a los tres minutos de sacarlos del horno, y con los helados porque, a pesar de encender el aire acondicionado, a los pocos minutos comienzan a derretirse.
Al usar productos frescos es fácil que se oxiden en el periodo de tiempo que estamos haciendo los fotos y pierdan su color habitual. En algunos casos podemos usar un poco de limón para retrasar su oxidación (en una manzana cortada o un aguacate, por ejemplo), pero lo mejor es que seáis rápidos haciendo las fotos para que todos los elementos estén en su punto perfecto. Las veces que más prisa me he tenido que dar para hacer las fotos ha sido con los soufflés de chocolate, que empezaban a bajarse a los tres minutos de sacarlos del horno, y con los helados porque, a pesar de encender el aire acondicionado, a los pocos minutos comienzan a derretirse.
9. Planifícate
Como ya sabéis los que me seguís desde hace tiempo,
en las recetas y también en los DIY pongo siempre fotos del
paso a paso, porque creo que os puede ayudar a la hora de la elaboración. Para ello, muchas veces
apunto qué fotos del proceso quiero realizar y así me aseguro de que luego no se me olvida ningún paso, porque normalmente no se puede volver atrás.
Alguna vez incluso he dibujado un pequeño storyboard (costumbres de cuando estudiaba Comunicación Audiovisual) para tener una idea más clara de las fotos que quiero hacer, como por ejemplo en el post sobre el anuncio de mi embarazo para explicarle al Chico Pecoso qué imágenes quería mostrar.
Él siempre se ríe de mis dibujos porque son malísimos, pero lo importante es que se entienda lo que quieres fotografiar.
Alguna vez incluso he dibujado un pequeño storyboard (costumbres de cuando estudiaba Comunicación Audiovisual) para tener una idea más clara de las fotos que quiero hacer, como por ejemplo en el post sobre el anuncio de mi embarazo para explicarle al Chico Pecoso qué imágenes quería mostrar.
Él siempre se ríe de mis dibujos porque son malísimos, pero lo importante es que se entienda lo que quieres fotografiar.
10. Busca inspiración y encuentra tu estilo
Algunos libros de recetas o de fotografía culinaria son una
magnífica herramienta para buscar inspiración. Me encantan las fotos de Linda Lomelino, Katie Quinn Davies, Aran Goyoaga, Silvia Palma o The Kinfolk Table, por citar algunos de mis favoritos. De ellos saco muchas ideas para la ambientación de la escena y la decoración de los platos. También utilizo mucho Pinterest, una fuente inagotable de inspiración que me resulta muy cómoda de visitar desde el ordenador, móvil o tablet. Utilizo esta plataforma a menudo para buscar ideas de recetas o presentaciones, que luego acerco a mi
propio estilo.
Como ya habéis visto, me gusta especialmente preparar la ambientación de las recetas como meriendas o desayunos, porque así luego aprovechamos para comérnoslo. Eso sí, después de media hora haciendo fotos, lo que es caliente lo comemos frío y lo que es frío, lo comemos caliente (la dura vida del food blogger). También habréis visto que suelo poner fotos con cajitas de dulces para regalar. Esto no es únicamente decoración para la foto, sino que repartimos entre nuestros amigos y familiares muchas de las recetas que veis en el blog, porque sería imposible comernos nosotros dos solos todo lo que preparo.
Como ya habéis visto, me gusta especialmente preparar la ambientación de las recetas como meriendas o desayunos, porque así luego aprovechamos para comérnoslo. Eso sí, después de media hora haciendo fotos, lo que es caliente lo comemos frío y lo que es frío, lo comemos caliente (la dura vida del food blogger). También habréis visto que suelo poner fotos con cajitas de dulces para regalar. Esto no es únicamente decoración para la foto, sino que repartimos entre nuestros amigos y familiares muchas de las recetas que veis en el blog, porque sería imposible comernos nosotros dos solos todo lo que preparo.
Espero que estos diez pequeños consejos os hayan servido para vuestras futuras fotografías. Están escritos desde mi experiencia personal con el blog, ya sabéis que no soy fotógrafa profesional, así que se admiten correcciones a cualquiera de los puntos que he señalado, para poder seguir mejorando en este campo.
¡Feliz domingo!