domingo, 23 de marzo de 2014

Nuestro último desayuno en la terraza

Sí, habéis leído bien, este desayuno que tomamos ayer es el último desayuno que disfrutamos en la terraza porque en poco más de una semana nos cambiamos de casa. Nos da mucha pena irnos, pero el dueño del piso en el que llevamos casi dos años viviendo nos ha dicho que lo necesita para su hija, así que hemos tenido que darnos mucha prisa buscando un nuevo piso que encajara con nuestras necesidades, porque queda un mes y medio para que llegue Miranda y no queremos que nazca entre cajas de mudanza.

Lo bueno de este cambio es que ahora viviremos al ladito de mis padres, lo que nos resultará mucho más cómodo cuando nazca el bebé, y también podré ir andando al trabajo. Lo malo es que ya no tendremos terraza ni piscina y tendremos que intentar encajar todos los muebles que ya os enseñé aquí en nuestra nueva casa. 


Como el primer post que publiqué en este piso fue el desayuno en la nueva casa, el Chico Pecoso y yo hemos querido despedirnos de él con otro de nuestros desayunos: nuestro primer y último desayuno de la primavera en esta terraza (aunque perfectamente podría servir de brunch por la cantidad de comida que preparamos y lo llenos que terminamos).


Primero tomamos unas tostadas de pan de cereales con huevo al horno: la mía, con tomate y aguacate; y la del Chico Pecoso, con queso fundido y bacon. Y las acompañamos con una ensalada de lechugas variadas.


El huevo al horno es muy fácil de preparar, yo utilicé moldes individuales de soufflés engrasados con spray antiadherente (también podéis usar aceite o mantequilla). Ponemos un huevo dentro de cada molde, les echamos una pizca de sal y pimienta y los horneamos a 175º durante 25 minutos. Una vez horneados, se desmoldan fácilmente y podemos colocarlos sobre nuestras tostadas o en un sándwich o hamburguesa. Con 25 minutos se cuajará la yema, así que si la preferís líquida sacadlos unos 10 minutos antes.




También preparamos tostadas de Nutella con fresas y plátanos.

Y yogur griego con fresas y pistachos. Una combinación riquísima.

Para beber, zumo de naranja natural y té.



Y, por si no era suficiente, una cestita de croissants que compramos en la panadería.

Mantequilla, mermeladas y más Nutella para acompañar a los croissants.

Y miel para el yogur griego.

Un desayuno un poco más especial que los habituales para despedirnos de la terraza y de esta casa donde hemos vividos tan buenos momentos.

Como vamos a empezar ya la mudanza es probable que no me veáis por aquí en al menos un par de semanas. La próxima vez que escriba será ya desde la nueva casa y espero poder ir enseñándoos algunos DIY que queríamos preparar para la habitación de Miranda, pero que con todo este lío hemos tenido que retrasar.

Así que, nos vemos en unas semanas (si la peque no se adelanta...).

¡Feliz domingo y feliz primavera!


domingo, 16 de marzo de 2014

Compota de ruibarbo con bizcocho de vainilla

Estaba deseando que llegara la temporada del ruibarbo para preparar algún dulce con él. Es una verdura que me encanta (aunque se utiliza más como si fuera una fruta) y tiene un sabor ácido muy peculiar, que lo hace perfecto para elaborar postres y acompañar a otras frutas, como las fresas (ya os enseñé hace años esta deliciosa tarta de fresas y ruibarbo). Hoy he querido preparar con él una riquísima compota con vainilla y acompañarla del clásico pound cake también de vainilla.

La receta de esta compota es del libro La cocina de Nigella Lawson (del que ya os hablé aquí) y es sencillísima de hacer. Yo he sustituido las dos cucharadas de esencia de vainilla de la receta por una vaina entera de vainilla, porque me gusta más, pero podéis hacerla como queráis.

Ingredientes:

- 500 gr. de ruibarbo
- 150 gr. de azúcar
- 1 vaina de vainilla

Lavamos y cortamos el ruibarbo en rodajas finas. Abrimos la vaina de vainilla y vaciamos las semillas. Ponemos el ruibarbo en una cazuela a fuego bajo, junto con el azúcar, las semillas de vainilla y la vaina cortada por la mitad y lo dejamos cocer sin tapar del todo unos 3 minutos. Pasado ese tiempo, retiramos la tapa de la cazuela y dejamos que continúe hirviendo a fuego lento hasta que el ruibarbo se ablande y se reduzca.

Una vez conseguida la textura deseada, lo retiramos del fuego y dejamos que enfríe un poco, veremos que al enfriarse toma más consistencia de compota. Podemos servirla templada o guardarla en un tarro y refrigerarla.

Esta es una compota que me encanta, distinta a los sabores que estamos acostumbrados a probar. La vainilla le aporta un aroma delicioso al ruibarbo, que mantiene su punto de acidez pero mucho más suave por el azúcar que le hemos añadido. 

La receta del bizcocho de vainilla es la clásica receta de Martha Stewart del pound cake de vainilla, que curiosamente no lleva levadura ni bicarbonato y aún así crece en el horno, aunque su miga es más densa que otro tipo de bizcochos.

Ingredientes:

- 250 gr. de mantequilla
- 250 gr. de harina
- 200 gr. de azúcar
- 4 huevos grandes
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 1/2 cucharadita de sal

Precalentamos el horno a 175º y engrasamos el molde que vayamos a utilizar. Batimos muy bien la mantequilla con el azúcar a velocidad alta (al menos 6 minutos) para que entre mucho aire (esto es esencial, ya que no lleva levadura ni otros ingredientes que lo hagan subir). A continuación vamos añadiendo los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición. Después añadimos la vainilla y la sal. Y, por último, bajamos la velocidad y vamos añadiendo poco a poco la harina y batimos sólo hasta que esté incorporada, no hay que batirla demasiado. Horneamos durante 1 hora aproximadamente y cuando veamos que el bizcocho está cocido por dentro, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar 15 minutos antes de desmoldarlo y ponerlo sobre una rejilla para que enfríe completamente.

Es un bizcocho muy rico, de textura suave y húmeda, a pesar de que, como os decía antes, al no llevar levadura ni bicarbonato, su miga es un poco más densa que los bizcochos normales.

Yo lo hice para acompañar la compota de ruibarbo, con un poco de nata montada, porque es un bizcocho muy sencillo de preparar y el resultado siempre es excelente. 

Además de acompañar bizcochos, esta compota se puede utilizar, como sugiere Nigella Lawson, para servirla templada con helado de vainilla. La combinación es espectacular, un helado riquísimo y diferente, que puedes tener hecho en un momento.

Las posibilidades de esta compota de ruibarbo son enormes: para acompañar bizcochos, helados, batidos, el yogur o las tostadas del desayuno, gofres, tortitas... e incluso como relleno para tartas.

El ruibarbo se ha convertido ya en unos de mis ingredientes favoritos para postres, quizás también porque al no tenerlo durante todo el año, espero con impaciencia el momento de que llegue la temporada. Yo en Valencia lo compro en el Mercado Central. Podéis pasaros por vuestros mercados y preguntar por él porque, aunque es una verdura poco común en España, cada vez son más los sitios que comienzan a traerlo.

Y, para terminar el post de hoy, como muchos me preguntáis qué tal va el embarazo, os dejo una foto de mi enorme barriga, a la que todavía le queda un mes y medio de crecimiento. Miranda está muy bien, pesa casi dos kilos y todavía no se ha colocado cabeza abajo, esperemos que no tarde mucho. 

Muchísimas gracias a todos por interesaros. De momento estoy bastante bien, aunque algo más cansada. Sigo trabajando, pero no sé hasta cuándo podré seguir actualizando el blog. De todas maneras, siempre podéis seguir mi día a día en Instagram.

¡Feliz domingo!


domingo, 9 de marzo de 2014

Honeycomb candy (caramelo de miel con forma de panal)

El honeycomb es un tipo de caramelo que tiene distintos nombres dependiendo de la región o país donde se realice y que se caracteriza por su forma de panal de abeja, gracias al efecto del bicarbonato sódico sobre el caramelo caliente. Es muy rápido de preparar y está delicioso; es dulce y ligero, con un leve sabor a miel y muy muy crujiente.

La receta que he utilizado es de aquí, pero en Internet encontraréis muchas más con pequeñas variaciones (como utilizar sirope de maíz en lugar de miel o azúcar moreno en vez de blanco). Podéis adaptar la receta a vuestros gustos. A mí me gusta el sabor de la miel en el caramelo y controlo mejor el punto del almíbar con el azúcar blanco, porque con el moreno ya partimos de un color más oscuro.

Ingredientes:

- 170 gr. de azúcar
- 2 cucharadas de agua
- 2 cucharadas de miel
- 1 cucharada y media de bicarbonato sódico

Es importante tener preparados todos los ingredientes cuando empecemos a hacer el caramelo, así como tener el molde que vayamos a utilizar forrado con papel vegetal, porque el proceso es muy rápido. Para haceros una idea, podéis ver aquí un vídeo de Gordon Ramsay haciendo honeycomb.

Ponemos en un cazo a fuego medio-alto el azúcar, el agua y la miel. Podemos mezclar los ingredientes, pero no es necesario. Enseguida empezará a disolverse el azúcar y la mezcla comenzará a hervir. Lo dejamos así unos 6-8 minutos, sin remover, hasta que la mezcla tenga un color ámbar oscuro. Si tenéis un termómetro de azúcar os será más fácil controlarlo porque simplemente tenéis que esperar a que el caramelo alcance los 150º. 

En ese momento, retiramos el cazo del fuego, añadimos el bicarbonato y lo mezclamos rápidamente. Veremos que el caramelo empieza a crecer y lo volcamos enseguida sobre la bandeja que teníamos preparada, sin extenderlo, para no quitar las burbujas de aire.

Dejamos que se enfríe durante unos 30 minutos a temperatura ambiente y veremos que el caramelo habrá bajado un poco. Si queremos un caramelo más grueso, podemos usar un molde más pequeño.

Una vez frío, el caramelo se habrá endurecido y ya podemos romperlo en pedazos y ver su interior en forma de panal de miel.

Yo troceé parte del honeycomb en pedazos más pequeños, los cubrí con chocolate fundido y los dejé enfriar sobre un papel vegetal mientras se endurecía el chocolate. 

Utilicé chocolate puro Valor al 70%, para que tuviera un toque ligeramente amargo que contrastara con el dulce del caramelo, pero si os gusta más dulce podéis utilizar chocolate con leche o uno puro con menos porcentaje de cacao.

También podemos trocear el honeycomb en trocitos más pequeños todavía y servirlo acompañando a nuestro yogur del desayuno con una salsa de frutos rojos, como hace Gordon Ramsay en el vídeo que os decía antes.

Para hacer esta salsa, utilicé frutos rojos congelados y los trituré con un chorrito de agua y un poco de azúcar.

La combinación del yogur cremoso con el honeycomb ligero y crujiente está riquísima. Y mejor aún si le añadís la salsa de frutos rojos o incluso alguna mermelada.

Como veis, este caramelo honeycomb (o con forma de panal) es un dulce muy versátil: podemos comerlo solo, cubierto de chocolate, con yogur o incluso como topping crujiente para el helado.

Para conservarlo bien y que no se reblandezca, es necesario guardarlo en una lata o recipiente hermético.  

También podemos hacer bolsas o cajitas de honeycomb para regalar a nuestros amigos o familiares y sorprenderles con este delicioso dulce que, probablemente, no hayan probado nunca.

¡Feliz domingo!

domingo, 2 de marzo de 2014

Tomando el té en casa: cómo preparar un auténtico "afternoon tea"

Como ya sabréis, tomar el té es una de las costumbres británicas que más me gustan y que más disfruto en mis viajes allí, como os mostré en el post de tomar el té en Londres, en el de la campiña inglesa o incluso en nuestra escapada a Madrid. Sin embargo, aunque algunas veces he preparado scones para merendar o este tipo de sandwiches para alguna fiesta, nunca había preparado un "afternoon tea" en casa. Así que ayer invitamos a mis padres, que también son unos amantes del té y la repostería británica, a disfrutar de esta tradición como si estuvieran en el mismo Londres (o eso intentamos).

Preparar un "afternoon tea" en casa es más fácil de lo que parece. Si queremos ser fieles a esta tradición británica, no pueden faltar en la mesa los scones, los sandwiches, algunos dulces, mermeladas, lemon curd, clotted cream y, por supuesto, tés.

Nosotros lo hicimos todo en casa, pero si no tenéis tiempo o ganas para tantas cosas, siempre podéis comprar algunas de ellas ya preparadas.

Para los sandwiches hicimos varias recetas del libro "Tea at Fortnum & Mason" (del que ya os hablé aquí), pero algunas de ellas las variamos un poco a nuestro gusto. Concretamente preparamos cuatro tipos de sandwiches: pepino con queso crema y eneldo, huevo duro con mayonesa de mostaza y canónigos, salmón ahumado con queso crema y cebollino, y pollo con mostaza y rúcula. Algunos con pan integral y otros con pan blanco.

Para los scones utilicé la receta del famoso Hotel Savoy de Londres, que ya os enseñé hace algunos años aquí. Es muy fácil y rapidísima de hacer. Y el resultado es riquísimo, con el mismo sabor y textura de los scones que he probado en Inglaterra.

En el tercer piso de las bandejas del "afternoon tea" suele haber pequeños dulces, minitartaletas, merengues, macarons, etc. Pero, como tampoco queríamos complicarnos mucho elaborando todo un surtido de minidulces, se nos ocurrió hacer estas fresas al estilo Godiva cubiertas con chocolate, aprovechando que estamos en temporada. Fáciles y deliciosas.

Para acompañar los scones no puede faltar la clotted cream, una crema típica inglesa a medio camino entre la nata y la mantequilla, que os recomiendo que probéis si aún no lo habéis hecho. Nosotros servimos una clotted cream de la marca Cottage Delight que compramos hace unos meses en Living in London (C/ Santa Engracia, 4. Madrid). 

Intenté hacer clotted cream casera con esta receta al modo tradicional (no esas recetas que mezclan mascarpone para lograr una especie de sucedáneo), pero no me salió bien. Puede que la nata no tuviera suficiente grasa (utilicé una con un 35.1%, que fue lo más alto que pude encontrar) o que las 12 horas que estuvo en el horno no fueran suficientes. El caso es que la nata no llegó a espesar lo suficiente como para convertirse en clotted cream.

La mantequillera donde servimos la clotted cream es de mi madre, pero podéis encontrar algunas similares en Zara Home. Allí es donde compré el cuchillo de mantequilla que veis en la foto.

También servimos lemon curd (podéis ver aquí la receta) y algunas mermeladas para acompañar los scones: mermelada de naranja con whisky de malta, mermelada de cerezas morello (compradas en Olivia Soaps) y mermelada de fresas de temporada.

El cartel de "Time for tea" que veis en la foto lo compré hace tiempo en Mr. Wonderful Shop.


También aprovechamos la ocasión para estrenar la deliciosa vela de Olivia "Afternoon tea", que huele de maravilla.

Aparte de los sandwiches, scones y fresas, preparamos un bundt cake de limón y semillas de amapola, porque su sabor es perfecto para acompañar el té y además es uno de mis bizcochos favoritos.

Por supuesto, pusimos una gran variedad de tés para elegir: earl grey de distintos tipos, darjeeling, assam, lady grey, prince of wales, english breakfast, ceylon... y también leche y rodajas de limón para acompañarlos según los gustos.

Tanto la tetera como las tazas y los servilleteros de encaje son de Zara Home. La tetera todavía está disponible y de lo demás podéis encontrar modelos similares.

Hacía tiempo que no preparaba scones y he disfrutado muchísimo tomándolos para acompañar el té. Me han traído unos buenísimos recuerdos de nuestro viaje a la campiña inglesa, donde estoy deseando volver.



Ya habéis visto que no es tan difícil disfrutar de un "afternoon tea" al más puro estilo británico en nuestra propia casa. Además, esto lo hemos hecho para cuatro personas, pero aumentando las cantidades de cada cosa podemos preparar una divertida "tea party" con nuestros amigos o familiares. Yo me muero por tener un jardín para celebrar una igual que la de "Alicia en el País de las Maravillas".

¡Feliz domingo!