Un Victoria cake para San Valentín

Sólo quedan tres días para San Valentín y, aunque ya sabemos que el amor se demuestra durante todo el año, siempre es bonito tener un día para celebrarlo. 

Aprovechando el fin de semana, he querido adelantarme un poco a San Valentín y preparar este Victoria sponge cake con forma de corazón, un pastel de fresas, nata y mermelada que ha resultado ser absolutamente delicioso, a la par que sencillo.

El Victoria sponge cake es uno de los típicos pasteles ingleses que suelen tomarse acompañando el té. La receta es del fantástico libro "The Primrose Bakery Book" y tiene diferentes opciones de preparación (con buttercream en lugar de nata, con mermelada de frambuesa en lugar de fresa o sin fruta fresca). 

Para darle ese toque de San Valentín lo preparé en un molde de silicona con forma de corazón que compré en la recién abierta en Valencia "Taste of América" (Avda. Reino de Valencia, nº 6).

Ingredientes para el bizcocho

- 210 gr. de harina de repostería

- 225 gr. de azúcar

- 25 gr. de harina de maíz

- 1 cucharadita de levadura en polvo

- 1 cucharadita de extracto de vainilla

- 225 gr. de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente

- 4 huevos grandes

- 3 cucharadas de leche

Ingredientes para el relleno

- 300 gr. de nata (montada con unas 4 cucharadas de azúcar glas). Esto depende de cómo os guste de dulce, lo mejor es ir probando.

- 300 gr. de mermelada de fresa

- 150 gr. de fresas cortadas en láminas (y alguna más para decorar).

Preparación

Precalentamos el horno a 180º. Mezclamos las dos harinas tamizadas con el azúcar y la levadura en polvo. Añadimos el resto de ingredientes y los mezclamos un poco con la batidora (es importante no batirlos mucho, para que el bizcocho no quede apelmazado). Dividimos la mezcla en dos mitades y las horneamos por separado durante 25 minutos en un molde previamente engrasado y enharinado. 

Os recomiendo que dividáis la masa en dos y las horneéis por separado, porque yo, por falta de tiempo, la horneé toda de una vez (para luego partir el bizcocho por la mitad), así que tuve que dejarlo 10 minutos más para que se cociera bien por dentro y se hizo demasiado por fuera, como veis en la foto de arriba.

Rellenamos con una capa de mermelada de fresa.

Otra capa de fresas cortadas en láminas.

Y una generosa capa de nata montada. Aquí os recomiendo que no la acerquéis tanto a los bordes como hice yo, porque al poner la capa de arriba puede que rebose un poco por los lados, aunque tampoco pasa nada.

Ponemos la segunda capa de bizcocho y la decoramos con azúcar glas y algunas fresas.

Un pastel riquísimo y, lejos de lo que pueda parecer, nada pesado. Ideal para un desayuno de enamorados.

¡Feliz fin de semana pre-San Valentín!